No busques explicación racional. Es un sentimiento religioso. La superioridad del reloj mecánico se basa en estética. Se prefiere una máquina más sencilla, llevada a su perfección máxima (el automático) aunque obsoleta, que una máquina de tecnología superior pero que carece de esa estética tan atractiva.
Análogamente, llama mucho más la atención un Ford T de 1928 que un Ford Focus. No queda duda que lo antiguo prevalece con el tiempo, y las modas son derrotadas por lo clásico. El automático es a los relojes de cuarzo como un barco de vela comparado con un yate ultramoderno.
El reloj automático es el último reducto de rebeldía contra la tecnología que podemos permitirnos. A sabiendas de que es inferior tecnológicamente, pagamos mucho más dinero por una máquina de tecnología anticuada pero de estética excelsa. Nos regodeamos en el placer de llevar un reloj que pudo haber sido fabricado casi igual hace cincuenta años, y consideramos ignorantes a quienes no comparten nuestro particular punto de vista.
El reloj de cuarzo es el uniforme muñequil de los tiempos modernos, el reloj mecánico es el reloj de los rebeldes que se niegan a aceptar que la técnica y el mercado pueden derrotar a la belleza y al ingenio creador del Maestro relojero.
Somos profundamente religiosos, porque como dice el famoso dicho: "No hay reloj sin relojero"
Mientras lata un automático, habrá al menos, un relojero
