En el caso de relojes nuevos, sobre todo de alto precio, es muy conveniente guardar la factura de compra, aunque nadie nos la pida, porque se da el caso de relojes robados. Imagínate que a algún vecino le sustrajeron el suyo y que era idéntico al tuyo. Con la factura de compra cualquier posible sospecha queda más que zanjada. Y además la factura documenta el reloj de cara a venderlo, regalárselo a alguien o transmitirlo a tus descendientes. Siempre aporta valor.
Por eso hay que desconfiar muy mucho de aquel vendedor que no quiera dar factura al comprar un reloj. O no es un vendedor serio, o lo que vende no es legítimo, o... mejor no jugársela.