No estoy de acuerdo con el comentario pero reconozco que retrata todavía a mucha gente provinciana. Lo digo porque yo como vivo en una ciudad pequeña, conozco bien esta forma de pensar y de juzgar a la gente por las apariencias :rules:
Puestos a tener clase, tiene más el que se ha ganado por ejemplo el título de "Maestro", y las demás consideraciones, como la marca de zapatos que tenga o el traje que lleve, son irrelevantes.
Aquí tenemos a Don Pedro Izquierdo que es un Maestro Relojero, a ver quién se atreve a decir que vale menos que fulano o zutano porque no se gaste miles de euros en un costosísimo traje. Eso son prejuicios propios de la burguesía del siglo XIX, por favor...
Hay una clase y una elegancia que se pone de manifiesto cada vez que una persona educada y culta abre la boca, y cuando se tiene que hablar en público o tratar en otro idioma con una persona, ahí no te servirán de nada zapatos caros, ropa cara, coches de superlujo ni relojes de postín.
Yo he tenido la fortuna de conocer a grandes literatos y catedráticos y personas de grandes méritos y todos ellos coinciden en ser personas de gran sencillez y trato cordial y directo. Algunos de los mayores divulgadores científicos del siglo XX como Carl Sagan o Isaac Asimov podían mezclarse entre sus alumnos y no llamar la atención. Eran personas completamente normales en su aspecto aunque extraordinarios en su profesión.
La verdadera clase la tienen las personas, no las cosas.