Sin ninguna duda este
Casio AW-80. Me lo regalaron con 15 años cuando empecé a jugar al tenis, porque me quejaba de no poder llevar los relojes que tenía.
Se convirtió en el reloj de batalla: tenis, futbol, baloncesto... era el reloj de los deportes por excelencia. Y cuando empecé a hacer rutas en bici y senderismo-alpinismo se venía (y viene) conmigo.
En la foto, tras una caída con la bici, la batalla que más dañado le ha dejado. Pero ahí sigue, sin cambio de pila ni si quiera.
Ahora con la operación de rodilla y hasta que vuelva a la montaña, de descanso. Quizás algún día le sustituya por un Pro Trek, más adecuado para estas actividades... pero no sin pena. Son muchos kilómetros andados con él.