Ya se ve, entonces, que el 7 no trae buena suerte, al menos al propietario de este "relox de faltriquera de similor con caxa de zapa verde".
Hombre, el aviso es algo imperioso, pues comanda acudir a casa del relojero don Joseph Calastra, para dar el hallazgo. Ni siquiera se ofrece al descubridor un vasito de aloja en el establecimiento de enfrente en premio a su honradez, ya no digamos una recompensa en metálico, ni siquiera considerando que por esos tiempos los "reloxes" eran muy escasos y valiosos.
Muy interesante publicación para saber como se estilaban las cosas entonces.
Muchas gracias, amigo Claudio, por compartir esa añeja historia ¿que habrá ocurrido con el bendito "relox"?
Un abrazo.