Claudio
Baneado
Uno de los recuerdos entrañables que guardo de mi infancia, en mi pueblo, es el de verme frente a un "escaparate" de un taller-tienda de relojes, viendo "al relojero" (sólo era él en su oficio) trabajando en su mesa, al otro lado del cristal. Cómo enganchará el oficio que el hijo de aquel relojero también lo fue. Y le siguió el nieto, hijo del anterior, ya de nuestra generación.