Claudio
Baneado
Creo que tienes muchísima razón en general, y añado que para evitar que acudan al olor de podredumbre, convendría quizas abrir las ventanas y ventilar esto un poco.
Por otra parte, a mi entender (que no es ni mucho menos modesto) creo que esos animales de paso prefieren los chuletones que tú citas y dejan las inmundicias para la familia de algún escribiente, que es a lo que habitualmente están acostumbrados a comer.
¿Quién come escribientes, quién..? ¿Caníbales aquí? ¡Qué horror!