Por culpa de Adolfo, y las horitas que me presto su Seamaster en Suiza, me quede enamorado.
Tras una larga busqueda, y subastas perdidas. Aquí tengo que dar las gracias a Carlo. Conseguí hacerme con mi Seamaster 300.
El reloj vino un poco hecho polvo, con la ayuda de la Dremel y de Ofrei, he...