(Vaya pedazo de fotones, Psicoac)
Voy a permitirme introducir un elemento ajeno a la proposición inicial porque, aparte del ordenador, es la herramienta que más utilizo para escribir y editar textos (y lo único que justifica que cargue con él).
Me refiero a mi Blackberry. Está claro que hoy en día la inmediatez lo es todo, sobre todo cuando la mayoría de lo que escribimos es susceptible de ser compartido en un momento u otro. Así que, por placer, suelo llevar encima un Lépine o un Faber-Castell. Para todo lo demás, el chisme en cuestión que, en los desplazamientos cortos, me evita cargar con el ordenador.
Eso sí, nunca me acostumbraré a mirar la hora en un móvil.
Para eso está, en este caso, el Victorinox, que aún no me he quitado desde que lo compré e, igual que sus compañeros de foto, me parece un digno representante de la industria de la que procede.