Yo estoy entre la segunda opción y la tercera. Me explico: más que a los cambios "reglamentarios", yo voy algo más allá, aunque sin ser adicto. Me gusta experimentar un poco, a veces crees que tienes clarísima la estética de un reloj con una correa determinada y al verlo con otra te sorprende lo que te gusta. Me ha ocurrido con mi Edox de los 50, pensaba que tenía que tener una negra de cocodrilo, y con una marrón lisa al final me gusta más. También cambio de vez en cuando los pantalones al Raketa doble calendario, poniendole correas más bien toscas, de estilo "proletario", que es lo que más le va. A mi Vostok Amphibia, del armis a la correa negra con pespunte rojo, según me canso de lo que lleve puesto, y probaré a ponerle otras, ese se presta mucho (a parte del cambio, para mi obligado, del cuero al armis de acero para el agua). Pero con mis relojes preferidos en general yo busco la correa que creo que les queda bien, y si me gusta, me hago a la idea de que el reloj es así y aunque le pruebe otra por curiosidad, le vuelvo a poner la "suya".
En lo que estoy completamente de acuerdo es que suele bastar un cambio de correa para que parezca que tienes un reloj nuevo, es una sensación agradable.
Tal vez cuando tenga muchas correas, mi curiosidad se convierta en adicción...