Bulubaslot
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Bien compañeros, pues voy a contaros las vivencias de este forero, que en su vida había tocado un reloj de pared, para su adecentamiento y puesta en servicio.
Al reloj lo conozco desde que tengo uso de razón. Toda la vida lo he visto colgado en el salón donde hacía su vida mi abuela, en casa de mis padres. Nunca le presté atención. Aun no tenía la afición por los relojes que tengo ahora, y los relojes de pared, ni antes no ahora me han dicho nada…
Cuando fallecieron mis padres, esa casa se vació y se alquiló y algunos objetos fueron convenientemente embalados y subidos al trastero, entre ellos este reloj, que ha permanecido allí por espacio de ocho años. Ahora que la vamos a vender, le ha tocado el turno al trastero de devolvernos todas las pertenencias y ahí es donde me reencontré con él. Me lo traje para casa sin saber muy bien si iba a tener donde colocarlo junto con una vieja radio de válvulas también de mi abuela.
El reloj, colocado en su presunto nuevo alojamiento tiene una presencia adusta. Con un diseño en forma de “8” y un color demasiado oscuro, al igual que casi todos los muebles que yo recuerdo de mi abuela, impone un poco con su aspecto rígido y envarado.
Bueno, pues vamos a meternos a ver que podemos hacer con él. Abro el compartimento del péndulo, que funciona aunque se para enseguida y detrás se mal vislumbra una etiqueta pegada al fondo
Creedme si os digo que me hicieron falta una buena linterna para descifrar sus leyendas y poder hacer una foto decente. Lo importante… “E.Ingraham & Company”. Bueno pues ya tengo algo por donde empezar a conocer la historia de este reloj. Directo a San Google donde encuentro la historia de la compañía que lo fabricó.
Elías Ingraham nació en Marlborough, Connecticut. Llegó a Bristol en 1828 y empezó a trabajar como fabricante de cajas de relojes para Chauncey y Lawson
Formó la compañía Brewster y Ingrahams Clock Company en 1844, que luego fue pasando por distintos nombres hasta 1885, fecha de su fallecimiento. En 1865 empezó a fabricar sus propios movimientos.
Recibió 17 patentes por diseño e innovaciones en las cajas, una de las cuales, de 1857, por el diseño de la caja en forma de “8”, que creo que es a la que corresponde mi reloj
Ya en el siglo veinte, siguió fabricando relojes de bolsillo, posteriormente de pulsera y desaparece en 1967, año en el que la compañía es vendida a MacGraw-Edison que sigue con la fabricación de relojes eléctricos.
Pues una vez que ya conocemos algo sobre el origen del reloj, vamos a intentar datarlo.
En el enlace que os pongo a continuación vienen los años de fabricación según el nombre de la compañía
http://www.antiqueclockspriceguide.com/ingrahamserialnu.php
Por la inscripción del nombre de la marca, E. Ingraham and Co pertenece el periodo comprendido entre 1861 y 1881.
Por unas inscripciones de patentes troqueladas en el mecanismo del reloj, con fecha de octubre de 1878 y noviembre de 1879, lo podemos datar en el año 1880.
Con semejante antigüedad no tengo más remedio que intentar adecentarlo y hacer que funcione.
Quitar agujas y desarmar esfera…
La esfera, en bastante buen estado viene sujeta con tres tornillos. Los quito y la doy la vuelta… En la parte de detrás hay una pequeña leyenda que nos contará más cosas sobre la historia del reloj.
En la parte trasera se ve una inscripción de relojero. Dice textualmente “ Santolaya, Murillo 8, Madrid”
Me meto en Internet y ahí, en el mismo sitio sigue la relojería, establecida en Madrid desde 1954. Toda una familia de relojeros desde 1867 en que inició la saga en Almazán Bonifacio Santolaya hasta la actualidad en que la regenta Manuel Santolaya. Manuel es el conservador de loas relojes del Patrimonio Nacional y se le conoce como “el relojero del rey”, o sea, que mi abuela no lo llevó a arreglar a cualquier sitio, jejeje
Se quitan los cuatro tornillos del movimiento y el que sujeta la campana de las horas y ya está todo desarmado.
Inspección del mecanismo, el primero que veo en mi vida. Sin demasiada dificultad para un profano como yo, voy descubriendo las partes similares o que sustituyen a un reloj de bolsillo o de muñeca y como funcionan.
Hay dos grandes muelles reales, uno para la cuerda y otro para la sonería de las horas.
No existe, lógicamente el espiral y su volante. Lo sustituye el péndulo que a través de dos varillas conecta con un áncora rudimentaria y sin rubís que engrana con una rueda de escape de 32 dientes, y desde allí, a través de ruedas y piñones se transmite el movimiento: graciosos los piñones. Parecen jaulas de canario con sus barritas y todo…
El lado izquierdo del mecanismo está dedicado a la sonería de horas. Vemos unas fotos…
Bueno, pues el mecanismo funciona. Ya sé que si lo desmonto, lo limpio y lo engraso quedará mucho mejor, peroooo… nunca he tocado uno de estos, con lo que las posibilidades de que deje de funcionar son altas, o sea que decido engrasar los pivotes y ya está. No me llaméis cobarde, llamarme conservador…
Vamos a meternos ahora con la caja. En un momento dado de su dilatada vida, alguien, a lo mejor mi abuela, tuvo la idea de pintarlo a la moda, al estilo del siglo XX. Puede ser betún de Judea, algún tipo de pintura, lo desconozco, pero la madera tiene algo oscuro por encima que tapa su veta natural.
Los herrajes… Los que estaban visibles se llevaron su parte de betún, no faltaba más, y los que estaban más escondidos tenían bastante óxido, sobre todo los tornillos. Vamos a empezar a adecentar el reloj por estos últimos.
Los tornillos van todos a un frasquito cubiertos de aceite protector anti orín y desoxidante para armas. Es efectivo? Pues bastante a tenor del color que ha cogido el aceite un par de horas más tarde.
Cuando los he desoxidado con el aceite les doy una pasada con la grata de cobre y en la cabeza con la de fibra de vidrio para que queden más aparentes y sean los originales.
A los herrajes les doy simplemente una buena pasada con Scotch Brite y después quito las manchas de óxido con una grata de cobre. No quiero quitar la pátina con limpia metales.
La madera… pues voy a intentar sacar otra vez la veta original a base de otro Scotch Brite muy gastado para que sea menos agresivo y disolvente universal. Cuando creo que he llegado a la zona buena, se seca con un paño húmedo y si hay que darle más, pues otra manita…
Y con esto termino los experimentos relojeros en este reloj. Lo monto y le hago unas fotos finales en las que ya parece otra cosa.
Sé que muchos compañeros podrían hacer mucho más de lo que he hecho yo, y un relojero ni te cuento, pero mi idea ha sido simplemente ver como es un reloj de pared por dentro y devolverle la lozanía dentro de lo que se puede al reloj de mi abuela, que ahora luce orgulloso su segunda juventud en mi despacho
Como veis, hoy es mi mujer la que cocina la cena de Nochebuena y gracias a eso he podido completar el post.
Solo me queda agradeceros el haber llegado hasta aquí (los que lo hayáis conseguido) y desearos una muy, muy Felices Fiestas y todo lo mejor para el año que viene…
Al reloj lo conozco desde que tengo uso de razón. Toda la vida lo he visto colgado en el salón donde hacía su vida mi abuela, en casa de mis padres. Nunca le presté atención. Aun no tenía la afición por los relojes que tengo ahora, y los relojes de pared, ni antes no ahora me han dicho nada…
Cuando fallecieron mis padres, esa casa se vació y se alquiló y algunos objetos fueron convenientemente embalados y subidos al trastero, entre ellos este reloj, que ha permanecido allí por espacio de ocho años. Ahora que la vamos a vender, le ha tocado el turno al trastero de devolvernos todas las pertenencias y ahí es donde me reencontré con él. Me lo traje para casa sin saber muy bien si iba a tener donde colocarlo junto con una vieja radio de válvulas también de mi abuela.
El reloj, colocado en su presunto nuevo alojamiento tiene una presencia adusta. Con un diseño en forma de “8” y un color demasiado oscuro, al igual que casi todos los muebles que yo recuerdo de mi abuela, impone un poco con su aspecto rígido y envarado.
Bueno, pues vamos a meternos a ver que podemos hacer con él. Abro el compartimento del péndulo, que funciona aunque se para enseguida y detrás se mal vislumbra una etiqueta pegada al fondo
Creedme si os digo que me hicieron falta una buena linterna para descifrar sus leyendas y poder hacer una foto decente. Lo importante… “E.Ingraham & Company”. Bueno pues ya tengo algo por donde empezar a conocer la historia de este reloj. Directo a San Google donde encuentro la historia de la compañía que lo fabricó.
Elías Ingraham nació en Marlborough, Connecticut. Llegó a Bristol en 1828 y empezó a trabajar como fabricante de cajas de relojes para Chauncey y Lawson
Formó la compañía Brewster y Ingrahams Clock Company en 1844, que luego fue pasando por distintos nombres hasta 1885, fecha de su fallecimiento. En 1865 empezó a fabricar sus propios movimientos.
Recibió 17 patentes por diseño e innovaciones en las cajas, una de las cuales, de 1857, por el diseño de la caja en forma de “8”, que creo que es a la que corresponde mi reloj
Ya en el siglo veinte, siguió fabricando relojes de bolsillo, posteriormente de pulsera y desaparece en 1967, año en el que la compañía es vendida a MacGraw-Edison que sigue con la fabricación de relojes eléctricos.
Pues una vez que ya conocemos algo sobre el origen del reloj, vamos a intentar datarlo.
En el enlace que os pongo a continuación vienen los años de fabricación según el nombre de la compañía
http://www.antiqueclockspriceguide.com/ingrahamserialnu.php
Por la inscripción del nombre de la marca, E. Ingraham and Co pertenece el periodo comprendido entre 1861 y 1881.
Por unas inscripciones de patentes troqueladas en el mecanismo del reloj, con fecha de octubre de 1878 y noviembre de 1879, lo podemos datar en el año 1880.
Con semejante antigüedad no tengo más remedio que intentar adecentarlo y hacer que funcione.
Quitar agujas y desarmar esfera…
La esfera, en bastante buen estado viene sujeta con tres tornillos. Los quito y la doy la vuelta… En la parte de detrás hay una pequeña leyenda que nos contará más cosas sobre la historia del reloj.
En la parte trasera se ve una inscripción de relojero. Dice textualmente “ Santolaya, Murillo 8, Madrid”
Me meto en Internet y ahí, en el mismo sitio sigue la relojería, establecida en Madrid desde 1954. Toda una familia de relojeros desde 1867 en que inició la saga en Almazán Bonifacio Santolaya hasta la actualidad en que la regenta Manuel Santolaya. Manuel es el conservador de loas relojes del Patrimonio Nacional y se le conoce como “el relojero del rey”, o sea, que mi abuela no lo llevó a arreglar a cualquier sitio, jejeje
Se quitan los cuatro tornillos del movimiento y el que sujeta la campana de las horas y ya está todo desarmado.
Inspección del mecanismo, el primero que veo en mi vida. Sin demasiada dificultad para un profano como yo, voy descubriendo las partes similares o que sustituyen a un reloj de bolsillo o de muñeca y como funcionan.
Hay dos grandes muelles reales, uno para la cuerda y otro para la sonería de las horas.
No existe, lógicamente el espiral y su volante. Lo sustituye el péndulo que a través de dos varillas conecta con un áncora rudimentaria y sin rubís que engrana con una rueda de escape de 32 dientes, y desde allí, a través de ruedas y piñones se transmite el movimiento: graciosos los piñones. Parecen jaulas de canario con sus barritas y todo…
El lado izquierdo del mecanismo está dedicado a la sonería de horas. Vemos unas fotos…
Bueno, pues el mecanismo funciona. Ya sé que si lo desmonto, lo limpio y lo engraso quedará mucho mejor, peroooo… nunca he tocado uno de estos, con lo que las posibilidades de que deje de funcionar son altas, o sea que decido engrasar los pivotes y ya está. No me llaméis cobarde, llamarme conservador…
Vamos a meternos ahora con la caja. En un momento dado de su dilatada vida, alguien, a lo mejor mi abuela, tuvo la idea de pintarlo a la moda, al estilo del siglo XX. Puede ser betún de Judea, algún tipo de pintura, lo desconozco, pero la madera tiene algo oscuro por encima que tapa su veta natural.
Los herrajes… Los que estaban visibles se llevaron su parte de betún, no faltaba más, y los que estaban más escondidos tenían bastante óxido, sobre todo los tornillos. Vamos a empezar a adecentar el reloj por estos últimos.
Los tornillos van todos a un frasquito cubiertos de aceite protector anti orín y desoxidante para armas. Es efectivo? Pues bastante a tenor del color que ha cogido el aceite un par de horas más tarde.
Cuando los he desoxidado con el aceite les doy una pasada con la grata de cobre y en la cabeza con la de fibra de vidrio para que queden más aparentes y sean los originales.
A los herrajes les doy simplemente una buena pasada con Scotch Brite y después quito las manchas de óxido con una grata de cobre. No quiero quitar la pátina con limpia metales.
La madera… pues voy a intentar sacar otra vez la veta original a base de otro Scotch Brite muy gastado para que sea menos agresivo y disolvente universal. Cuando creo que he llegado a la zona buena, se seca con un paño húmedo y si hay que darle más, pues otra manita…
Y con esto termino los experimentos relojeros en este reloj. Lo monto y le hago unas fotos finales en las que ya parece otra cosa.
Sé que muchos compañeros podrían hacer mucho más de lo que he hecho yo, y un relojero ni te cuento, pero mi idea ha sido simplemente ver como es un reloj de pared por dentro y devolverle la lozanía dentro de lo que se puede al reloj de mi abuela, que ahora luce orgulloso su segunda juventud en mi despacho
Como veis, hoy es mi mujer la que cocina la cena de Nochebuena y gracias a eso he podido completar el post.
Solo me queda agradeceros el haber llegado hasta aquí (los que lo hayáis conseguido) y desearos una muy, muy Felices Fiestas y todo lo mejor para el año que viene…
