Charlino
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Orient, con el nombre que conocemos hoy (Orient Watch Co. Ltd.), fue fundada por Shogoro Yoshida en Tokio, Japón, en 1951. Pero su fundador tenía una tienda de relojes desde el 4 de Marzo de 1901, que se llamaba Yoshida Watch Shop; si fuese una marca suiza, probablemente pondría en su esfera “1901”, buscando orígenes con la mayor antigüedad y tradición posible, maestros que son los suizos en hacerse publicidad :scrito:. En 1920 la empresa empieza a fabricar relojes de sobremesa y medidores bajo el nuevo nombre de Toyo Tokei Manufacturing. En 1936 se abrió la fábrica de Hino, en Tokio, Japón, en la cual la manufactura japonesa siguió progresando con éxito durante años fabricando relojes de sobremesa y de pulsera. Pero tras la II Guerra Mundial, devastadora para Japón, las difíciles condiciones económicas hicieron que la Toyo Tokei Manufacturing cerrase sus puertas en 1949. Sin embargo, sólo un año después, la fábrica de relojes de Yoshida es refundada el 13 de Julio de 1950 bajo el nuevo nombre de Tama Keiki Company, continuando con la producción de sus relojes en la fábrica de Hino, en Tokio. En 1951, la Tama Keiki Co., Ltd cambia su nombre al definitivo y conocido por todos nosotros de Orient Watch Co. Esta prestigiosa manufactura siempre se ha caracterizado por hacer buenos relojes mecánicos, automáticos, típicamente japoneses por su gran facilidad de carga, fiabilidad, poca necesidad de mantenimiento, y se ha caracterizado también por la gran variedad de sus diseños, desde los sobrios y elegantes como los primeros Orient Star de los años 50’s, hasta otros cuando menos llamativos, muchos de gran belleza, con esferas ricas en detalles; recordemos las esferas de colores degradados que empezaron a hacer a finales de los años 60, los grandes apliques horarios con varias caras, los cristales facetados...los Crystal, los 3 Stars, los espectaculares KD, World Diver o King Master con dos coronas y pulsador de calendario… En el otro extremo los diseños sencillos y clásicos como los de la elegante y prolífica familia Bambino. En gamas medias y altas, esta manufactura japonesa se ha caracterizado por ofrecer complicaciones como la indicación de reserva de marcha, calendarios analógicos, funciones extra como GMT u Horas del Mundo, así como cristales de zafiro, a precios más asequibles de lo que cabría esperar en relojes de calidad. El Orient Voyager es un buen ejemplo de lo que es y ha sido Orient, dispone de todo eso y de más cosas aún…
Los Reyes Magos de Oriente me lo han traído este año :ilove: , y este de la foto es el que me salió del roscón de Reyes, así que me lo he quedado guardado en la caja del reloj, como “mascota” de mi Orient Voyager.
Los relojes sobre todo tienen que “entrar por el ojo”, gustar estéticamente, da igual lo que cuesten o las funciones. Si no te gusta, ya puede ser un Patek de tropecientos mil euros y ya te puede haber tocado el euromillón, que no lo quieres ni en pintura :scrito::scrito:. A mí el Orient Voyager me enamoró en cuanto lo ví :ilove::ilove:. A parte, Siempre busco que el próximo reloj me aporte algo nuevo, una nueva complicación, una marca de la que no tengo nada, un nuevo tipo de caja, algo nuevo que probar. Pero también me gusta que la pieza tenga una historia que aportar o que me evoque algo que me atraiga más allá del reloj en sí. Este Orient tiene para mí ambas cosas. Por un lado, ahora buscaba un buen reloj con una complicación interesante que aún no tenía, el indicador de reserva de marcha. Lógicamente, estaba mirando en Orient, con modelos como el Curator, que ofrece esta complicación y además cristal de zafiro, buenos acabados y elegancia a un precio muy asequible para llevar todo esto, sobre todo comprando por Internet, que ha revolucionado esto de los precios como tantas otras cosas queramos o no. Y en esas estaba, cuando di con el Orient Voyager, que ofrece bastante más aún que la reserva de marcha o el cristal de zafiro.
El reloj, además de bien construido y acabado, no puede ser más completo: calibre automático de manufactura propia con indicación de reserva de marcha, subesfera de calendario a las seis, doble huso horario, parada de segundero, decorado con côtes de Genève y perlage; bisel interno giratorio con regla de cálculo, las dos coronas roscadas, WR 100m, cristal de zafiro con tratamiento antirreflejos, fondo visto, pulsera de acero maciza con end links macizos y cierre desplegable macizo (no de chapa) con doble pulsador y broche de seguridad, y detalles que terminan de redondear el panorama, como un buen lumen cubriendo y haciendo muy legibles sus índices y agujas tanto con luz como en la oscuridad (incluso a la de reserva de marcha), un guilloché de franjas verticales muy elegante, asas perforadas para el desmontaje fácil del armis, coronas firmadas, y más cosas que le hacen un reloj muy refinado a la vez que práctico…la lista de buenos atributos del Orient Voyager no termina nunca…
Pero además, os explico por qué me gusta llamarle Orient Express a este reloj. El Orient Voyager, al igual que su hermano también viajero, el Explorer, son evocadores de otra época en la que una herramienta como estos guardatiempos era muy útil, necesaria, para viajar por el Mundo; su calibre mecánico, su regla de cálculo, su doble huso horario hoy ya no son realmente necesarios con la tecnología moderna, pero te transportan un poco a esa época. Será por todo eso, y por el nombre de la marca, Orient, y del modelo, Voyager, y desde luego porque es un reloj trotamundos pero con elegancia, este Orient Voyager me recuerda al Orient Express, el mítico tren que desde el s. XIX llevó en un lecho de plumas a sus viajeros a descubrir otros horizontes, desde Europa hasta Oriente…
En 1872 se fundó la Compagnie Internationale des Wagons-Lits (CIWL), para acercar desde Europa Occidental hasta el Sudoeste Asiático a sus afortunados pasajeros en unos trenes con un nivel de lujo y comodidad no habituales. En 1883, la Compañía fundó el entonces llamado Express D’Orient, que pasaría a llamarse definitivamente Orient Express en 1891, su época de máximo esplendor.
En aquella época, el Orient Express unía París con Constantinopla, la actual Estambul, pasando por Estrasburgo, Múnich, Viena, Budapest o Bucarest…, atravesando bosques y montañas, con sus pasajeros disfrutando desde sus ventanillas de las vistas del Danubio o del Mar Negro ya en la ciudad búlgara de Varna. Con los años, se ampliaron las líneas, llegando a partir desde Reino Unido y pasando por más países de Europa y Asia Occidental.
El Orient Express llevaba en sus vagones un emblema que nos recuerda inevitablemente al logotipo de cierta marca de relojes…
Pues todo eso me evoca a mí este reloj, por su carácter de reloj viajero como todo GMT, por el nombre de la marca, Orient, el del propio modelo, Voyager, por el emblema de la firma con los dos leones (a veces pienso si a algún antiguo directivo de Orient no se le ocurrió ponerle los dos leones en el logotipo por el Orient Express…) y por sus acabados y atención puesta en el lujo y el confort del que lo porta, porque además, para sus casi 44mm de diámetro y sus respetables 185 gr de peso, es un reloj comodísimo. Un auténtico reloj de viaje, con fiabilidad y funciones útiles para ello, pero sin dejar a un lado un poco de lujo y mucha elegancia.
Los Orient, sus diseños y calibres, su logotipo y su nombre, siempre me han gustado, porque desde pequeño veía el imponente World Diver de 1969 :ilove: de mi padre, que fue el primer reloj que me gustó desde que tengo uso de razón (con permiso del Certina 28-10 de mi abuelo que ya conocéis, y que me deleitaba con su tic-tac al acercármelo a la oreja de muy niño). Por eso, Orient me evoca mi niñez, y me inspira calidad, diseños espectaculares, relojes a veces grandes y hasta imponentes con las típicas dos coronas (y antiguamente hasta el pulsador de las 2), me inspira dureza y fiabilidad…y nada mejor que un Orient Voyager, o el Explorer, o el World Time, para colmar todo eso. Me decidí por el Voyager sobre todo por su estética, y además por lo bien equipado que está, por su enorme legibilidad comparado con otros modelos “complicados” de Orient, y porque sus wr100m, coronas roscadas (no es muy habitual que la corona del dial interno, a las cuatro, sea roscada también, muy buen detalle de este modelo), end links macizos y alguna cosa más, redondean el reloj; son detalles que marcan la diferencia entre relojes de un nivel similar, que pueden suponer la guinda del pastel. Aunque ya me lo habéis visto puesto algunos días, creo que la pieza merece una presentación, con fotos y mis sensaciones con él desde que lo saqué de su caja el día de Reyes hasta hoy.
Venía en una caja negra con dos partes, una externa de cartón, con la marca y el logo en la tapa en pintura plateada, y al retirarla nos encontramos con la verdadera caja, grande y correctamente acabada, recubierta con un agradable símil piel, con un buen tamaño y prestancia. Teniendo en cuenta que los japoneses no le dan a las cajas tanta importancia como los suizos, esta está bien hecha y tiene buena presencia, más a la altura del reloj que otras cajas de Orient estándar. Al levantar el cubre caja de cartón, me encontré una bolsita de plástico con el sello de Orient, y dentro dos librillos, el manual del propietario y la garantía.
Al abrir la caja después de un mes de espera escondido en un armario, ¡¡por fin!! , ahí estaba el Orient Voyager en su almohadón negro de suave símil piel, con su etiqueta negra sujeta con un cordoncito a la pulsera, la etiqueta del cristal de zafiro y tanto la pulsera como el reloj perfectamente protegidos con gran profusión de plastiquillos y papelitos.
Buenas sensaciones en general al ver la caja y abrirla, pero al ver el reloj un poco más de cerca, la sensación fue sublime :ilove::ilove::ilove:, me encantó a primera vista, y como suele pasar, la sensación de calidad y la belleza superan con mucho a las fotos, sobre toda a las de las tiendas de internet.
El bisel está acabado en acero finamente cepillado visto desde arriba, como todo lo que vemos al mirar el reloj en la muñeca; debajo del cristal, lo primero es la regla de cálculo, que como sabeis sirve para calcular muchas cosas, pero que seguramente la usaré poco; en todo caso le queda bien a un reloj como este, y además es un placer girarla con su corona; tiene muy buen tacto, preciso, suave y firme, y como además la corona es roscada, el dial queda fijado donde tú lo pongas, sin bien aún sin enroscar la corona tampoco se mueve accidentalmente con facilidad. Para un reloj de viajes, una regla de cálculo es un buen extra, coherente con la finalidad y con la estética de la pieza, y seguro que aún hoy en día puede prestar algún servicio al viajero si falla el móvil o el portátil…
El buen acabado de las escalas y el perfecto funcionamiento ya dan una idea de la calidad puesta en el reloj. Igual que la calidad que se percibe en los apliques plateados de las horas en forma de prisma, grandes y muy legibles, con un buen lumen muy bien puesto en la cara superior, igual que en las agujas. El tamaño de los apliques, el borde plateado brillante y el lumen blanco (verdoso en la oscuridad), producen mucho contraste con la esfera negra, la legibilidad es enorme en todo momento, a la luz del sol o en la penumbra más oscura. Las agujas horaria y minutera también están muy elaboradas, en semi esqueleto, con tres caras, y con un lumen un poco más fuerte que en los índices. Además son grandes, muy legibles. El semi esqueletizado de las anchas y largas agujas principales es otro detalle que me ha gustado mucho de este reloj, las descarga bastante, las estiliza, y además los huecos que quedan ayudan en ocasiones a leer mejor las indicaciones de la reserva de marcha y del calendario. Estas agujas grandes, si hubiesen sido de cuerpo entero y todo cubierto de lumen, habrían tenido demasiado protagonismo en la esfera. De esta forma son muy legibles, pero con elegancia, sin comerse la esfera. La aguja de los segundos es larga y fina como un estilete, también elegante, se hace notar por contraste del plateado sobre la esfera pero no es aparatosa.
Y es que Orient hizo un esfuerzo importante de diseño para conseguir que este reloj con tanta información fuese muy legible, y lo lograron :scrito:. El reloj es hermano del elegante Explorer, ambos tienen las mismas complicaciones, tamaño similar, pero estilos diferentes. El Explorer tiene en diseño de esfera que casi calificaría de espectacular, como he leído más de una vez está hecha “por capas”, y da bastante sensación de reloj de alta categoría por lo elaborado de su esfera y por su prestancia; es el Orient que me hizo pensármelo, y haría la pareja perfecta con mi Voyager en mi colección. Su diseño es más “de vestir”, pero sin embargo también me parece algo menos cómodo de leer que el Voyager, y es algo que creo que salta a primera vista, y que he visto comentado en varias reviews del reloj. Quizá no es tanto demérito del Explorer como mérito del diseño del Voyager ser tan legible a pesar de tener las mismas complicaciones e información.
Las funciones son las mismas, los dos relojes tienen su lado deportivo y su lado elegante, pero el Voyager es más sobrio, está más inclinado a lo deportivo y práctico, y desde luego se puso mucho énfasis en aumentar la legibilidad comparado con su vistoso hermano. Por ejemplo, parece más fácil o cómodo de leer el segundo huso horario en la ventanilla enmarcada a las 3 del Voyager que en la del Explorer a las 9; El marco y el diseño separan mejor la escala de 24 horas del Dual Time del resto de la esfera, está todo menos mezclado…además, la del Voyager ocupa una posición más natural, estamos acostumbrados a ver mirillas a las 3, y se lee incluso con una manga cubriendo parcialmente el reloj, al contrario que la del Explorer.
En el Voyager su lectura me parece menos confusa; con la mano hacia delante, como cuando la llevas en el volante del coche, por ejemplo, la ventanilla con la segunda hora te queda de frente, de un vistazo la lees junto con la aguja minutera.
En estas fotos se ve lo que digo, en estas situaciones, si estás usando el "Dual Time" simplemente como reloj de 24 horas, las agujas ni las miras para ver la hora, directamente das un vistazo rápido a la ventanilla y ya sabes la hora que es; las cuatro menos cuarto de la tarde en este caso, algo menos de las 16 horas. Es comodísimo.
Con el Orient Voyager se consiguió un diseño “redondo”, increíblemente legible para el tipo de reloj que es, y además sin perder elegancia, en parte gracias al guilloché vertical y a otros detalles. A parte, el mayor hermetismo del Voyager con sus wr.100m y coronas roscadas, así como su buen armis y las asas perforadas para desmontaje fácil de correas, también me ayudaron a elegirle frente a otros Orient de su categoría. Son detalles que puede que no sean tan importantes para todos, pero para mí sí, creo que terminan de redondear un reloj muy logrado.
El guilloché es uno de los aciertos de este diseño, y una de las cosas que me enamoraron de él. No solo aporta más elegancia al reloj, también ayuda a aumentar la legibilidad, y esta es una de las soluciones que veo en este diseño encaminadas a eso: el guilloché diferencia las partes de la esfera dedicadas a informar sobre la reserva de marcha y la fecha, porque ahí no hay guilloché. Además, ambos indicadores tienen generosos marcos, acabados con un filo plateado por si fuera poco, que ayuda a separar más aún las indicaciones y a la vez aporta otro toque de distinción…al final, todo este despliegue de detalles refinados en esta esfera tan elaborada, además de quedar bonito, va encaminado a separar cada función, logrando que la lectura de la hora y las distintas indicaciones sean fáciles, rápidas, cómodas y claras. Usando el reloj, todo esto da una sensación de confort y de buen diseño muy agradable, de buen reloj.
El indicador de la reserva de marcha es muy preciso y sensible; con poco movimiento de la mano, el Orient coge carga y lo indica con mucha precisión (se ve de paso la enorme facilidad con la que cargan los relojes japoneses). Es un indicador en forma de abanico, del tipo que más me gusta, y su localización debajo de las 12 me parece bien, es quizá el lugar más clásico de incluir esta complicación, y en este reloj queda una esfera muy equilibrada con la reserva a las 12, el calendario a las seis, el doble huso horario a las 3, y la marca, logo e inscripciones “Automatic” y “100m” a las 9. La manecilla del indicador, plateada en forma de punta, se ve muy bien tanto por contraste con el negro, como por su buen tamaño, e informa de cuántas horas nos quedan de cuerda, señalando los números 0, 10, 20, 30 y 40, pintados en blanco sobre un amplio escalón de filo plateado, muy bonito.
Habría estado bien un índice intermedio cada cinco horas, pero se lee bien así. Estando a tope de carga, la aguja queda un poco por encima del índice del 40, ya que la reserva máxima total es de unas 45 horas. El lumen de la aguja se ve perfectamente dando una idea de cuánta carga queda también en la oscuridad. De este tengo solo una mala foto que hice al venir de la calle el otro día, pero sirve para ver cómo es, y lo bien que se ve incluso la reserva de marcha.
Respecto al debate de si es útil este indicador en un reloj automático o más en uno manual, creo que depende del uso que cada uno les dé. Para mí, aunque me gusta en los dos, sí es útil en un automático. Conozco mis relojes manuales y cuando doy cuerda, sea mucha o poca, sé cuánto van a durar marchando. Nunca me he llevado una sorpresa con un reloj de cuerda manual. Pero con los automáticos sí, porque los alterno mucho, y porque la actividad puede variar mucho de un día para otro, y a veces dejas un reloj unas horas en la caja tras una mañana tranquila, y cuando vas a por él por la noche está parado porque tenía menos carga de la que creías... Si está puesto más habitualmente y te mueves no hay problema, pero si no, te puede dar una sorpresa, cosa que con el indicador de reserva no pasa. Además de lo bonito que es, y que no es una complicación muy habitual en los relojes, una complicación de la que ni han oído hablar los que no son relojistas. Me gusta mucho que la tenga, es una complicación que hace diferente al reloj que la lleva y que le aporta prestancia, y en mi caso además me hace su servicio. El que Orient la incluya en bastantes modelos de gama media y alta no debe quitarle mérito ni importancia a la indicación de reserva de marcha, sino todo lo contrario. ¡Olé por Orient, que es capaz de ofrecernos esto sin vaciarnos los bolsillos, y con toda la calidad! :scrito:
El calendario a las seis es una variante de fechador que queda muy elegante, y también aporta algo más a un reloj, ya que lo habitual es que lleven una mirilla de calendario, la mayoría a las 3.
Decía que me parece muy elegante porque me recuerda a las subesferas a las 6 de los relojes de los años 40 y 50, de los relojes más elegantes que se han fabricado. En otros casos, las subesferas de calendario, al tener que indicar 31 posiciones, o no son factibles o son difíciles de leer, por falta de espacio; en este caso es prodigiosa la facilidad de lectura, y eso incluyendo la mitad de los números completos, todos los impares, alternados con índices para los pares; la subesfera del Voyager es muy grande, y eso sin restarle nada al resto de la esfera…mirando cada apartado de la esfera del Voyager, se ven tan grandes las indicaciones y se leen tan bien, que parece increíble que el conjunto no tenga mayor tamaño…muy buen diseño. La manecilla de la fecha es plateada, recta y con la longitud ideal, bien proporcionada con la subesfera; gira sobre una superficie lisa, sin guilloché, y los 31 días están en un escalón, enmarcados por dentro con un filo plateado muy elegante. El pase rápido se hace sacando la aguja principal (la de las 3) hasta su primera posición, y girando hacia abajo, con un tacto agradable, suave pero firme y muy preciso, quedando la aguja perfectamente alineada con cada uno de los 31 días del mes, lo cual no siempre ocurre en todos los relojes. Todas las agujas están muy bien montadas y todo está perfectamente alineado, en su sitio exacto.
El doble huso horario está a las 3, en una disposición como dije muy cómoda a la vista, y bien diferenciado tanto de las escalas de la regla de cálculo como del resto de la esfera; nada interfiere en la lectura de los demás indicadores en este reloj.
El marco acabado en acero mate tiene gran parte de culpa, ya que aisla bastante bien los dos o tres números que quedan a la vista del dial de 24 horas que gira por debajo de la esfera. En la ventanilla se ve la hora que hemos seleccionado como segundo huso horario, indicada con una flechita blanca y las palabras “DUAL TIME”, la hora anterior y la posterior, además de unos índices para las medias horas entre ellos; este dial indica por lo tanto las medias horas, pero ya sabemos que en un reloj con función GMT, la aguja minutera principal sirve igual a los dos husos. Una vez más, los números están bien separados y se leen perfectamente, el Voyager hace valer su buen tamaño, que hace posible que este dial de 24 horas sea muy espacioso. Normalmente me gusta que los diales de mirilla sean de color negro si la esfera es negra, y con números blancos; esta es una clara excepción, este dial queda mucho mejor en blanco, porque el reloj ya tiene muchas leyendas y cifras blancas sobre fondo negro, y al hacer este apartado al revés, gana mucho en legibilidad, evita confusiones. Otra buena decisión de diseño de Orient.
El pase rápido tiene buen tacto, pero me gusta especialmente una cosa en el sistema de pase rápido de calendario y de segundo huso horario de este reloj; que se ajusten con la misma corona sacada hasta la misma posición podría llevar a la confusión de no saber si girar la corona hacia arriba o hacia abajo, pero en el Voyager está muy bien resuelto: se gira hacia arriba para ajustar el Dual Time, que está más arriba en la esfera, y se gira hacia abajo para ajustar el calendario, que está abajo. Lógico e imposible confundirse; en la primera posición de la corona a las 3, girándola hacia arriba por lo tanto, cambiamos la hora del segundo huso, con saltos de media hora. El tacto es suave y preciso como todo en el Voyager. Se puede utilizar esta escala como indicador de 24 horas, muy útil para saber si estás a las 12 del medio día o de la noche al poner en hora y fecha un reloj, pero su razón de ser es la función GMT. En vez de con una aguja más o con una subesfera de 24 horas, en el Voyager, como en algunos otros relojes GMT se ha optado por el diseño de ventanilla porque el reloj ya tiene cinco agujas en la esfera, y otra más de tamaño grande era demasiado. Mejor así.
Como dije antes, la esfera está muy equilibrada con la reserva a las 12, el calendario a las 6, el doble huso horario a las 3 y, en el hueco que queda para ella, la marca con el logotipo a las 9, con las típicas leyendas haciendo alusión a su movimiento automático y a su hermetismo de 100m. A diferencia de en los otros tres puntos cardinales de esta esfera, a las 9 no hay una función o complicación, pero sí una información muy importante, nada menos que la marca del reloj, y su logotipo.
Orient está orgullosa de su logotipo, y lo luce en cinco sitios preferentes del reloj: en la esfera, en las dos coronas, en el rotor del movimiento y en el cierre. Y no es por casualidad, pues el logotipo representa a la marca, y Orient tiene orgullo de marca. Curiosamente, es un logotipo que despierta amores y odios, quizá porque es vistoso y no deja indiferente. En este foro habrá gente a la que le guste y otros que no, ya se nos viene a la cabeza el poco cariño que le tiene al logotipo de Orient nuestro querido y admirado Alphonse P., que es tan buena gente que se le perdona todo, incluso esa manía que le tiene a los pobres leones de Orient :guiño:. A otros les da igual el logo, y a otros nos encanta. A mí no me recuerda nada chungo ni hortera, como dicen algunos. Más bien me recuerda a los leones rampantes de muchos escudos, muchos muy bonitos, como el de Castilla y León, el de Extremadura, el de Cáceres, el mismo escudo de España…También está en el escudo del Reino Unido, y en otros escudos, es un símbolo muy utilizado en Escocia,…Y a todo eso me recuerda, por eso no me recuerda a karatekas ni otras cosas raras que he leído por ahí…También me recuerda al emblema del Orient Express del que he hablado en esta presentación,…Los leones rampantes me parecen bonitos, pero sin embargo, no es por nada de esto por lo que me gusta el logotipo de Orient. Me gusta porque como dije antes, me trae a la memoria recuerdos bonitos y buenos de mi niñez. Cuando yo era pequeño, el gran logotipo de Orient lucía imponente con sus dos leones en el pedazo de reloj de mi padre, el Orient World Diver calibre 1942 :ilove:, uno de los Orient que más me gustan de toda la historia de la firma. Si el logotipo era vistoso, el reloj lo era aún más.
Como el reloj era imponente (no veas cómo se veía con sus 42 o 43mm en los años 70 y 80…), es una de las imágenes míticas, casi mitológicas, de mi niñez y la de mi hermano, y ese logotipo tan vistoso coronando la esfera a las 12, encima del nombre “ORIENT”, se nos quedó grabado como la imagen del Mazinger Z o la máscara de Darth Vader, como un icono de nuestra niñez. Durante años desee tener un Orient mío, aunque no fuese el World Diver, hasta que encontré mi 46771 de 1969, que tiene también este logotipo maravilloso de Orient a las 12, encima del nombre, grande y además en dorado, y con el rojo del escudo refulgiendo bien brillante sobre el verde esmeralda de la esfera…Para mí, un Orient casi no me parece un Orient si no lleva su logotipo, igual que para muchos seguidores de la firma nipona. Pero como cada uno tiene sus gustos, y esto es algo tan personal…
El Orient Voyager me gusta incluso más que el idolatrado Orient World Diver de mi padre, y le supera ampliamente en muchas cosas. Quién me iba a decir que diría algo así algún día, qué rara es la vida :neutral::scrito:. Estarían los dos preciosos juntitos en una caja. El Voyager lleva por supuesto el logotipo de la firma, aunque es más pequeño y un poco menos vistoso que en los otros Orient que tengo. No es dorado (eso lo agradezco en este reloj), pero podría haber sido un poco más grande o con el color rojo del escudito un poco más visible, pero bueno…ahí está; debajo “ORIENT” con su grafía típica, “Automátic” con una grafía diferente, muy bonita, pero esto ya no lo veo casi ni yo, que todavía veo bien de cerca. Por último, más visibles, los “100m” de hermetismo. Si os fijáis en la siguiente foto, esta esfera aguanta un macro muy bien, a pesar del montón de grafías, rayitas, detalles, texturas, etc…todo está perfectamente pintado a pesar de la dificultad de las texturas, y no hay defectos en las agujas, ni en el lumen, ni en nada…los acabados de los Orient siempre son buenos, pero en el Voyager creo que se llega a un nivel bastante alto, muy por encima de mis otros Orient. Los numeritos de la regla de cálculo me parecen muy bonitos, redondeados, muy clásicos. Aunque al natural no se ve todo esto tan al detalle lógicamente, el reloj da mucha sensación de calidad al mirarlo, y gusta saber que el nivel de detalle y acabado que se ve en estas fotos es una muestra del cariño con que están hechos estos relojes.
En cuanto a la regla de cálculo, su utilidad depende de cada uno, entendiendo que hoy día, con las nuevas tecnologías y los móviles, la utilidad de cualquier reloj es muy relativa, como ocurre con los diver en esta época de ordenadores de buceo. Para mí los relojes, con todas sus indicaciones, son una de las cosas más útiles que hay, por una razón: hay un viejo dicho que reza algo así como “cultivo arroz y flores, porque el arroz es necesario para vivir, y las flores porque hacen que merezca la pena vivir”. Me parece uno de los dichos más bonitos que hay, y deja callados de momento a los que digan que un bonito reloj, un cuadro hermoso o un coche más potente o elegante son caprichos innecesarios. Pero me estoy yendo del tema…Las reglas de cálculo tienen muchas funciones, y hasta hace unos años se han usado mucho. Sirven para multiplicar, dividir, como conversor de km en millas terrestres o náuticas, conversor de monedas, y otras cosas que no he leído, pero no la usaré mucho para nada de eso. La he usado ya al modo de los biseles móviles de los relojes diver, o sea, para contar el tiempo transcurrido desde que empiezo un paseo o a cocer un huevo, por ejemplo. Coloco el 60 donde esté la aguja minutera, enrosco su corona, y andando…
En todo caso, en un reloj como el Voyager con vocación de trotamundos, con doble huso horario, me parece apropiado que pusiesen una regla de cálculo. La terminación de este dial es muy buena y el funcionamiento impecable.
Las coronas están igual de bien hechas que el resto del reloj. Podrían no ser enroscadas, o al menos no serlo la secundaria de las 4, que es lo habitual en coronas de biseles internos, salvo algunas excepciones; podrían no estar firmadas. Estas están firmadas, la marca luce su logotipo bien abultado en las dos, y ambas están roscadas, incluyendo la secundaria, un buen detalle más. El tamaño es bueno, ni muy grandes ni pequeñas, y con un buen estriado. Estas coronas del Voyager me parecen iguales que la de los elegantes Mako y Ray, mismo estriado y tamaño y el mismo borde con el sello de Orient, muy bonitas. Posiblemente sean las mismas coronas, un detalle que me ha gustado, son cosas de familia, como cuando tienes los mismos ojos que tu abuelo o la misma voz que tu hermano.
La rosca es suficientemente larga con unas cuatro vueltas, de tacto tan suave y preciso que parece que está aceitada, con buen tacto de muelle y fácil de enroscar. La transmisión del movimiento a las agujas con la corona principal y al dial de cálculo con la secundaria, es directa, suave y precisa, reafirmando la sensación de buen reloj de este Orient. En un reloj 100m, da mucha seguridad que estén las dos enroscadas, creo que por mucho que digan, si no, no es lo mismo, o al menos a mí me da más seguridad así, tanto si se moja en alguna ocasión como por la entrada de polvo. El reloj está bien equipado para cualquier eventualidad en un viaje, ya sea una tormenta de arena en el desierto, una caída al mar o asistiendo a una cena de gala, donde el guilloché y los detalles plateados son como la chaqueta y la corbata en este reloj de viaje.
La caja es grande, con 43,7mm de diámetro sin contar las coronas, acorde con la moda imperante desde hace unos años, pero un poco más grande de la cuenta para muñecas de tamaño mediano, entre 17 y 18 cm. Sin embargo, este es uno de esos relojes en los que el tamaño lo veo justificado, y hasta sienta bien. Aunque es un reloj que queda muy elegante con ropa de vestir, no es un reloj “de vestir”, sino un reloj de viaje elegante, polivalente, con un toque deportivo, y la misma regla de cálculo al estilo Navitimer ya justifica un tamaño importante. Aun así, no es exagerado, quedando claramente por debajo de un Invicta Grand Diver. Contribuye a que no de sensación de tamaño exagerado la discreta altura del reloj de 13mm; es bastante contenida, teniendo en cuenta que dentro lleva un movimiento automático con varias complicaciones, y que el bisel interno giratorio también aumenta necesariamente la profundidad de la esfera. Por cierto, es muy bonita la sensación de relieve y de profundidad que hay en la esfera, entre las distintas alturas con la “cuesta” del bisel interno, lo elevado de los indicadores de reserva y fecha, los índices, el marco del doble huso horario...
Por todo ello el reloj, siendo del tipo que es y con su discreta altura, creo que tiene el tamaño perfecto. Es un compromiso muy equilibrado; para que todas las indicaciones se vean bien el reloj ha de tener buen tamaño, pero no puede ser demasiado grande ni aparatoso porque está pensado también para ponérselo con mangas de camisa o con una chaqueta e ir elegante.
La caja en acero está bastante trabajada y bien acabada. Tiene un fino acabado cepillado en todas las partes que se ven desde arriba, tanto en las asas como en el bisel. En los laterales de la carrura y el bisel es pulida a espejo, con un detalle muy elegante, un rebaje fino también pulido recorriendo la línea superior del lateral hasta la punta de las asas, donde nos encontramos con otra agradable sorpresa: unos maravillosos agujeros para el desmontaje fácil de la pulsera, lo que hace que esta se quite en unos segundos sin dificultad ninguna…todas las cajas deberían llevar asas perforadas, pero la mayoría no las tienen así. En mi colección solo cuatro o cinco relojes tienen agujeros en las asas, ninguno de mis Orient anteriores los tienen, y la verdad es que facilitan bastante la vida del relojista al que le gusta cambiar correas, y más con la cierta dificultad que a veces tiene quitar y poner el armis a ciertos relojes.
El bisel está decorado en los laterales con un relieve en forma de almohadillas que le da casi la apariencia del bisel giratorio de un reloj diver. Es solo un adorno, el bisel no gira así, para eso está la corona que acciona el bisel interno; pero mientras más lo miro, más me gusta cómo le queda esta decoración, le da mucha personalidad al reloj, incluso le aporta más prestancia, y quizá, al ser un bisel alto por contener la regla de cálculo por dentro, todo liso habría quedado un poco soso, como un frontón...Aunque esto depende de la forma de la caja en conjunto, porque hay otros Orient con regla de cálculo o bisel interno giratorio que no tienen esta decoración y quedan bien, con otra forma en la carrura. El Voyager así está muy bonito.
El cristal de zafiro es grueso, se ve muy bonito porque sobresale del bisel, aunque así está más expuesto a los golpes, pero se ve que es un grueso cristal propio de un reloj con buen hermetismo. Lleva un buen tratamiento antirreflejos, que se ve bastante efectivo al facilitar hacerle fotos en comparación con otros relojes de esfera negra.
Las asas como decía son largas, bonitas y perforadas. Lo único malo, y al final es casi lo único que yo cambiaría de este reloj, es el tamaño de 23mm entre asas (no 22mm como pone en alguna ficha técnica por ahí); resulta bastante más difícil encontrar variedad de correas que si fuese de 22 o 24mm. Tengo pensado comprarle una correa de piel marrón oscura y quizá una NATO Bond gris y negra, si las encuentro a precios aceptables en 23mm, pero sin prisas, que este armis me gusta tanto por comodidad como por estética. Puesto en la muñeca se ve ancho y bien acabado, le da mucha prestancia e incluso contundencia al reloj.
La trasera nos reserva otra alegría, gracias al fondo visto, buena costumbre de Orient cada vez más habitual. Orient ha ido mejorando estéticamente sus calibres para poder seguir la moda de los fondos vistos. Hasta no hace mucho, se decía que para enseñar calibres como el excelente pero poco agraciado 469, con su pequeño y feo rotor, era mejor no enseñar nada. No pienso lo mismo, siempre me gusta ver el movimiento aunque no sea muy bonito. Pero es verdad que los calibres de Orient van mejorando estéticamente y se agradece el esfuerzo de la firma. No es que sean como el movimiento de un Lange & Söhne, pero ya tienen un rotor de tamaño y forma normales, que queda bonito con su logo y marca pintados en negro y rojo y decorado con côtes de Genève; los puentes a la vista, incluido el del volante, llevan decoración perlage. Las decoraciones se ven muy bonitas o más tenues según desde dónde incida la luz, y el rotor en especial ha ganado mucho, ahora gusta mirarlo. Disculpad por el plastiquillo protector con la pegatina de la trasera, en estas fotos aún no se lo había quitado, siempre tardo en hacerlo unos días, manías tontas.
Es un calibre automático manufactura Orient fabricado en Japón, con parada de segundero, decorado en puentes y rotor, con las típicas 21.600 alternancias/hora de la mayoría de relojes japoneses, anti choque Seiko Diashock, 21 rubíes y una exactitud oficial de +25/-15 seg al día, por encima de los Seiko 7S26/36 o 4R36 y del venerable Orient 469, y al nivel del Seiko 6R15. Ya sabemos de todas formas que estas son cifras conservadoras, con bastante margen por parte de los fabricantes (sobre todo los japoneses), y que en la práctica la exactitud suele estar muy por encima de estos datos. En este caso, de momento el reloj, recién estrenado, anda entre 5 y 8 segundos de adelanto al día el par de veces que lo he comprobado, lo cual está muy bien. Se dice que los Orient suelen venir bastante bien ajustados de fábrica, y este parece que lo cumple. En cuanto a las alternancias, es más fluido el giro de una segundera a 28.800 alternancias, pero a 21.600 ya se ve bonito (sobre todo para quien, como yo, esté acostumbrado a los trotones vintage de 18.000 alternancias/hora de cuerda manual), y el movimiento sufre en teoría menos desgaste con el uso, aunque ya sabemos que esto es relativo, porque depende también de los aceites y demás. También la mayor exactitud por tener más alternancias/hora es algo relativo, porque al final depende de muchos otros factores, para empezar del ajuste. En mi experiencia, tengo movimientos de 18.000 alternancias/hora que andan en unos 4 o 5 segundos de adelanto (Raketa 2609 HA con 40 años) y varios de 21.600 alternancias igual de exactos o más, como mi Poljot 3133. Uno de los más exactos que tengo, o al menos me llegó muy bien ajustado, es el Seiko NH35 (4R36) del Invicta Grand Diver, que con sus 21.600 alternancias anda siempre en menos de 4 segundos al día de adelanto, alguna vez lo he visto en +/- 0 segundos, es impresionante, y así desde hace dos años…Parece que este Orient 48K41 va a ser otro de mis relojes más exactos, aunque no es lo más importante; con todo lo que ofrece, el reloj me gustaría igual aunque desviase algo más. En esta otra foto se ve el movimiento más bonito con el volante a la vista.
No solo por poder ver el calibre es agradable la vista de este reloj por detrás. Las formas son suaves y redondeadas, no es una trasera “cortada” o con escalones como en otros relojes, sino con unas formas redondeadas y elegantes en las que se integra la tapa sin escalón ninguno. Además la tapa es poco abultada para ser un automático y llevar un cristal grueso. También ayudan a una vista agradable los end links macizos del armis. La tapa tiene las típicas inscripciones alrededor del cristal, indicando el nivel de hermetismo, el cristal de zafiro, la marca, números de serie y tipo y material de caja. Tengo un par de fotos ya de la trasera sin la pegatina de protección, en una se ven bien las inscripciones de la tapa y las bonitas redondeces de toda la trasera, pero no se aprecian bien algunas decoraciones del calibre; en la segunda se ve mejor la decoración, aunque algún trozo de la tapa está sobreexpuesto y no se ven bien algunas inscripciones…os pongo las dos.
Por último, el Voyager está equipado con una buena pulsera de acero, otra de las cosas que me hizo decantarme por él. La verdad es que de este reloj me gustó todo, y son muchas cosas. Estaría bien tener una correa para alternarla con el armis en mi Voyager, pero si tengo la posibilidad de comprar un reloj con su pulsera de acero por, más o menos, el mismo precio, lo prefiero sin duda, sobre todo si es buena. Es parte del reloj para siempre, no tiene el deterioro de una correa que, tarde o temprano, habrá que cambiar, y además si quiero comprar una correa decente de Orient o de otra marca, siempre puedo comprarla por la mitad de precio que me costaría este armis, o menos.
Tiene lógicamente eslabones macizos y un buen detalle como son los end links también macizos y bien mecanizados, a diferencia de las pulseras de acero de eslabones macizos de relojes un escalón por debajo de este, que no rematan al llevar estos engarces huecos. No es que me resulte imprescindible, pero da más sensación de calidad, elimina desajustes con el tiempo y algunos ruidos molestos, y en un reloj como este, es lo que esperas.
Los eslabones tienen un acabado cepillado muy fino y agradable, con un original rebaje pulido a espejo en la parte inferior de cada uno de ellos, que le da un toque de distinción a la pulsera, muy acorde con todo el reloj, una vez más entre lo deportivo y práctico y lo elegante.
El cierre es desplegable, también bien hecho, con unas bonitas piezas de acero cepillado y acero mate, articuladas, bien mecanizadas, no de chapa. Está firmado con el logotipo y la marca, y dos suaves pulsadores más un broche de seguridad completan una buena pulsera.
Finalmente, comparado con mis otros Orient automáticos, este Voyager es un gigantón; es más moderno y además es de otro estilo, en el que como dije está más justificado su tamaño grande.
Cuando no lo uso, duerme en su mullida caja propia, pero los días que me lo pongo, tiene su hueco para los ratos de descanso en esta caja con otros japoneses mecánicos de las tres marcas niponas y distintas épocas.
El Voyager se ve muy distinto del resto, más grande, más moderno, más elaborado, y de otro estilo, pero todos se ven muy bonitos y estilosos y con la tranquilidad de saber que dentro llevan una buena máquina, fiable y libre de problemas. Se le ve muy grandote al lado de sus tíos, primos y abuelos….bueno, los dos Citizen de arriba a la derecha son sólo vecinos…
Aunque no suelo hacerlo, en este caso os pongo una ficha técnica del reloj.
Orient FDH01002B0 Voyager Power Reserve Dual Time:
Calibre de manufactura Orient 48K41 automático, 21 rubíes, 21.600 alt/h.
Antichoque Seiko Diashock.
Puentes decorados “perlage” y rotor decorado con côtes de Genène y el logo de la marca en negro y rojo con el nombre.
Exactitud según fabricante: +25/-15 seg. al día.
Parada de segundero.
Indicador de reserva de marcha de 40 horas.
Reserva de marcha de algo más de 45 horas.
Función GMT (Dual Time) en dial de 24 horas con ventanilla a las 3. Pase rápido en la 1ª posición de la corona, hacia arriba, de media en media hora.
Calendario de día del mes por aguja en subesfera a las 6, con pase rápido en la 1ª posición de la corona, hacia abajo. No ajustar entre 22:00h y 02:00 h.
Regla de cálculo en bisel interno accionado por corona a las 4; queda fijo al roscar la corona.
Lumen en apliques horarios, aguja horaria, minutera y de reserva de marcha.
Coronas firmadas y roscadas a las 3 (principal) y a las 4 (regla de cálculo).
Cristal de zafiro con tratamiento antirreflejos.
Hermetismo de 10at. / WR100m.
Caja de acero pulido en los lados y por debajo y cepillado por encima.
Fondo visto de acero roscado, con la información habitual alrededor del cristal.
Diámetro de la caja sin coronas: 43,7mm.
Altura de la caja: 13mm.
Asas perforadas para desmontaje fácil de la pulsera; ancho entre asas: 23mm.
Pulsera de acero con eslabones macizos acabados en acero cepillado, con rebaje pulido abajo, end links macizos y cierre desplegable firmado con escudo y marca, con doble pulsador y broche de seguridad.
Peso con armis completo: 185 gr.
Espero que os haya gustado, la verdad es que se podrían contar más cosas sobre este reloj, pero ya os haceis una idea de lo que ofrece y a mí me ha servido para disfrutarlo más y conocerlo mejor. Ya desde antes de tenerlo en casa, es uno de los favoritos de mi colección, aunque ya van siendo muchos los favoritos…NO TENEMOS SOLUCIÓN…Bueno, creo que este Orient sí que va a ser uno de mis máximos favoritos porque lo merece.
Gracias por leer y ver, y por la paciencia si es que habeis llegado hasta aquí. Yo quizá leería esta presentación al estilo "por capítulos", o como os sea más ameno. Es un hilo muy largo y puede resultar cansino tragárselo de un tirón, pero el reloj da mucho de sí por sus funciones y todos sus detalles, y además me tiene entusiasmado, qué narices; he puesto bastantes fotos para que os resulte más ameno, espero haberos entretenido. Yo ya estoy preparando una sesión en casa para ver la peli de 1974 Asesinato en el Orient Express con el reloj puesto; al final todo es una excusa para ponernos nuestros relojes, no sé si será un rollo la peli, pero me han entrado ganas de verla con mi Orient Voyager, a la espera del primer viaje en que me acompañe…o le acompañe yo a él. Ya sabeis, ¿el dueño soy yo o lo es el reloj?
Saludos a todos.
Los Reyes Magos de Oriente me lo han traído este año :ilove: , y este de la foto es el que me salió del roscón de Reyes, así que me lo he quedado guardado en la caja del reloj, como “mascota” de mi Orient Voyager.
Los relojes sobre todo tienen que “entrar por el ojo”, gustar estéticamente, da igual lo que cuesten o las funciones. Si no te gusta, ya puede ser un Patek de tropecientos mil euros y ya te puede haber tocado el euromillón, que no lo quieres ni en pintura :scrito::scrito:. A mí el Orient Voyager me enamoró en cuanto lo ví :ilove::ilove:. A parte, Siempre busco que el próximo reloj me aporte algo nuevo, una nueva complicación, una marca de la que no tengo nada, un nuevo tipo de caja, algo nuevo que probar. Pero también me gusta que la pieza tenga una historia que aportar o que me evoque algo que me atraiga más allá del reloj en sí. Este Orient tiene para mí ambas cosas. Por un lado, ahora buscaba un buen reloj con una complicación interesante que aún no tenía, el indicador de reserva de marcha. Lógicamente, estaba mirando en Orient, con modelos como el Curator, que ofrece esta complicación y además cristal de zafiro, buenos acabados y elegancia a un precio muy asequible para llevar todo esto, sobre todo comprando por Internet, que ha revolucionado esto de los precios como tantas otras cosas queramos o no. Y en esas estaba, cuando di con el Orient Voyager, que ofrece bastante más aún que la reserva de marcha o el cristal de zafiro.
El reloj, además de bien construido y acabado, no puede ser más completo: calibre automático de manufactura propia con indicación de reserva de marcha, subesfera de calendario a las seis, doble huso horario, parada de segundero, decorado con côtes de Genève y perlage; bisel interno giratorio con regla de cálculo, las dos coronas roscadas, WR 100m, cristal de zafiro con tratamiento antirreflejos, fondo visto, pulsera de acero maciza con end links macizos y cierre desplegable macizo (no de chapa) con doble pulsador y broche de seguridad, y detalles que terminan de redondear el panorama, como un buen lumen cubriendo y haciendo muy legibles sus índices y agujas tanto con luz como en la oscuridad (incluso a la de reserva de marcha), un guilloché de franjas verticales muy elegante, asas perforadas para el desmontaje fácil del armis, coronas firmadas, y más cosas que le hacen un reloj muy refinado a la vez que práctico…la lista de buenos atributos del Orient Voyager no termina nunca…
Pero además, os explico por qué me gusta llamarle Orient Express a este reloj. El Orient Voyager, al igual que su hermano también viajero, el Explorer, son evocadores de otra época en la que una herramienta como estos guardatiempos era muy útil, necesaria, para viajar por el Mundo; su calibre mecánico, su regla de cálculo, su doble huso horario hoy ya no son realmente necesarios con la tecnología moderna, pero te transportan un poco a esa época. Será por todo eso, y por el nombre de la marca, Orient, y del modelo, Voyager, y desde luego porque es un reloj trotamundos pero con elegancia, este Orient Voyager me recuerda al Orient Express, el mítico tren que desde el s. XIX llevó en un lecho de plumas a sus viajeros a descubrir otros horizontes, desde Europa hasta Oriente…
En 1872 se fundó la Compagnie Internationale des Wagons-Lits (CIWL), para acercar desde Europa Occidental hasta el Sudoeste Asiático a sus afortunados pasajeros en unos trenes con un nivel de lujo y comodidad no habituales. En 1883, la Compañía fundó el entonces llamado Express D’Orient, que pasaría a llamarse definitivamente Orient Express en 1891, su época de máximo esplendor.
En aquella época, el Orient Express unía París con Constantinopla, la actual Estambul, pasando por Estrasburgo, Múnich, Viena, Budapest o Bucarest…, atravesando bosques y montañas, con sus pasajeros disfrutando desde sus ventanillas de las vistas del Danubio o del Mar Negro ya en la ciudad búlgara de Varna. Con los años, se ampliaron las líneas, llegando a partir desde Reino Unido y pasando por más países de Europa y Asia Occidental.
El Orient Express llevaba en sus vagones un emblema que nos recuerda inevitablemente al logotipo de cierta marca de relojes…
Pues todo eso me evoca a mí este reloj, por su carácter de reloj viajero como todo GMT, por el nombre de la marca, Orient, el del propio modelo, Voyager, por el emblema de la firma con los dos leones (a veces pienso si a algún antiguo directivo de Orient no se le ocurrió ponerle los dos leones en el logotipo por el Orient Express…) y por sus acabados y atención puesta en el lujo y el confort del que lo porta, porque además, para sus casi 44mm de diámetro y sus respetables 185 gr de peso, es un reloj comodísimo. Un auténtico reloj de viaje, con fiabilidad y funciones útiles para ello, pero sin dejar a un lado un poco de lujo y mucha elegancia.
Los Orient, sus diseños y calibres, su logotipo y su nombre, siempre me han gustado, porque desde pequeño veía el imponente World Diver de 1969 :ilove: de mi padre, que fue el primer reloj que me gustó desde que tengo uso de razón (con permiso del Certina 28-10 de mi abuelo que ya conocéis, y que me deleitaba con su tic-tac al acercármelo a la oreja de muy niño). Por eso, Orient me evoca mi niñez, y me inspira calidad, diseños espectaculares, relojes a veces grandes y hasta imponentes con las típicas dos coronas (y antiguamente hasta el pulsador de las 2), me inspira dureza y fiabilidad…y nada mejor que un Orient Voyager, o el Explorer, o el World Time, para colmar todo eso. Me decidí por el Voyager sobre todo por su estética, y además por lo bien equipado que está, por su enorme legibilidad comparado con otros modelos “complicados” de Orient, y porque sus wr100m, coronas roscadas (no es muy habitual que la corona del dial interno, a las cuatro, sea roscada también, muy buen detalle de este modelo), end links macizos y alguna cosa más, redondean el reloj; son detalles que marcan la diferencia entre relojes de un nivel similar, que pueden suponer la guinda del pastel. Aunque ya me lo habéis visto puesto algunos días, creo que la pieza merece una presentación, con fotos y mis sensaciones con él desde que lo saqué de su caja el día de Reyes hasta hoy.
Venía en una caja negra con dos partes, una externa de cartón, con la marca y el logo en la tapa en pintura plateada, y al retirarla nos encontramos con la verdadera caja, grande y correctamente acabada, recubierta con un agradable símil piel, con un buen tamaño y prestancia. Teniendo en cuenta que los japoneses no le dan a las cajas tanta importancia como los suizos, esta está bien hecha y tiene buena presencia, más a la altura del reloj que otras cajas de Orient estándar. Al levantar el cubre caja de cartón, me encontré una bolsita de plástico con el sello de Orient, y dentro dos librillos, el manual del propietario y la garantía.
Al abrir la caja después de un mes de espera escondido en un armario, ¡¡por fin!! , ahí estaba el Orient Voyager en su almohadón negro de suave símil piel, con su etiqueta negra sujeta con un cordoncito a la pulsera, la etiqueta del cristal de zafiro y tanto la pulsera como el reloj perfectamente protegidos con gran profusión de plastiquillos y papelitos.
Buenas sensaciones en general al ver la caja y abrirla, pero al ver el reloj un poco más de cerca, la sensación fue sublime :ilove::ilove::ilove:, me encantó a primera vista, y como suele pasar, la sensación de calidad y la belleza superan con mucho a las fotos, sobre toda a las de las tiendas de internet.
El bisel está acabado en acero finamente cepillado visto desde arriba, como todo lo que vemos al mirar el reloj en la muñeca; debajo del cristal, lo primero es la regla de cálculo, que como sabeis sirve para calcular muchas cosas, pero que seguramente la usaré poco; en todo caso le queda bien a un reloj como este, y además es un placer girarla con su corona; tiene muy buen tacto, preciso, suave y firme, y como además la corona es roscada, el dial queda fijado donde tú lo pongas, sin bien aún sin enroscar la corona tampoco se mueve accidentalmente con facilidad. Para un reloj de viajes, una regla de cálculo es un buen extra, coherente con la finalidad y con la estética de la pieza, y seguro que aún hoy en día puede prestar algún servicio al viajero si falla el móvil o el portátil…
El buen acabado de las escalas y el perfecto funcionamiento ya dan una idea de la calidad puesta en el reloj. Igual que la calidad que se percibe en los apliques plateados de las horas en forma de prisma, grandes y muy legibles, con un buen lumen muy bien puesto en la cara superior, igual que en las agujas. El tamaño de los apliques, el borde plateado brillante y el lumen blanco (verdoso en la oscuridad), producen mucho contraste con la esfera negra, la legibilidad es enorme en todo momento, a la luz del sol o en la penumbra más oscura. Las agujas horaria y minutera también están muy elaboradas, en semi esqueleto, con tres caras, y con un lumen un poco más fuerte que en los índices. Además son grandes, muy legibles. El semi esqueletizado de las anchas y largas agujas principales es otro detalle que me ha gustado mucho de este reloj, las descarga bastante, las estiliza, y además los huecos que quedan ayudan en ocasiones a leer mejor las indicaciones de la reserva de marcha y del calendario. Estas agujas grandes, si hubiesen sido de cuerpo entero y todo cubierto de lumen, habrían tenido demasiado protagonismo en la esfera. De esta forma son muy legibles, pero con elegancia, sin comerse la esfera. La aguja de los segundos es larga y fina como un estilete, también elegante, se hace notar por contraste del plateado sobre la esfera pero no es aparatosa.
Y es que Orient hizo un esfuerzo importante de diseño para conseguir que este reloj con tanta información fuese muy legible, y lo lograron :scrito:. El reloj es hermano del elegante Explorer, ambos tienen las mismas complicaciones, tamaño similar, pero estilos diferentes. El Explorer tiene en diseño de esfera que casi calificaría de espectacular, como he leído más de una vez está hecha “por capas”, y da bastante sensación de reloj de alta categoría por lo elaborado de su esfera y por su prestancia; es el Orient que me hizo pensármelo, y haría la pareja perfecta con mi Voyager en mi colección. Su diseño es más “de vestir”, pero sin embargo también me parece algo menos cómodo de leer que el Voyager, y es algo que creo que salta a primera vista, y que he visto comentado en varias reviews del reloj. Quizá no es tanto demérito del Explorer como mérito del diseño del Voyager ser tan legible a pesar de tener las mismas complicaciones e información.
Las funciones son las mismas, los dos relojes tienen su lado deportivo y su lado elegante, pero el Voyager es más sobrio, está más inclinado a lo deportivo y práctico, y desde luego se puso mucho énfasis en aumentar la legibilidad comparado con su vistoso hermano. Por ejemplo, parece más fácil o cómodo de leer el segundo huso horario en la ventanilla enmarcada a las 3 del Voyager que en la del Explorer a las 9; El marco y el diseño separan mejor la escala de 24 horas del Dual Time del resto de la esfera, está todo menos mezclado…además, la del Voyager ocupa una posición más natural, estamos acostumbrados a ver mirillas a las 3, y se lee incluso con una manga cubriendo parcialmente el reloj, al contrario que la del Explorer.
En el Voyager su lectura me parece menos confusa; con la mano hacia delante, como cuando la llevas en el volante del coche, por ejemplo, la ventanilla con la segunda hora te queda de frente, de un vistazo la lees junto con la aguja minutera.
En estas fotos se ve lo que digo, en estas situaciones, si estás usando el "Dual Time" simplemente como reloj de 24 horas, las agujas ni las miras para ver la hora, directamente das un vistazo rápido a la ventanilla y ya sabes la hora que es; las cuatro menos cuarto de la tarde en este caso, algo menos de las 16 horas. Es comodísimo.
Con el Orient Voyager se consiguió un diseño “redondo”, increíblemente legible para el tipo de reloj que es, y además sin perder elegancia, en parte gracias al guilloché vertical y a otros detalles. A parte, el mayor hermetismo del Voyager con sus wr.100m y coronas roscadas, así como su buen armis y las asas perforadas para desmontaje fácil de correas, también me ayudaron a elegirle frente a otros Orient de su categoría. Son detalles que puede que no sean tan importantes para todos, pero para mí sí, creo que terminan de redondear un reloj muy logrado.
El guilloché es uno de los aciertos de este diseño, y una de las cosas que me enamoraron de él. No solo aporta más elegancia al reloj, también ayuda a aumentar la legibilidad, y esta es una de las soluciones que veo en este diseño encaminadas a eso: el guilloché diferencia las partes de la esfera dedicadas a informar sobre la reserva de marcha y la fecha, porque ahí no hay guilloché. Además, ambos indicadores tienen generosos marcos, acabados con un filo plateado por si fuera poco, que ayuda a separar más aún las indicaciones y a la vez aporta otro toque de distinción…al final, todo este despliegue de detalles refinados en esta esfera tan elaborada, además de quedar bonito, va encaminado a separar cada función, logrando que la lectura de la hora y las distintas indicaciones sean fáciles, rápidas, cómodas y claras. Usando el reloj, todo esto da una sensación de confort y de buen diseño muy agradable, de buen reloj.
El indicador de la reserva de marcha es muy preciso y sensible; con poco movimiento de la mano, el Orient coge carga y lo indica con mucha precisión (se ve de paso la enorme facilidad con la que cargan los relojes japoneses). Es un indicador en forma de abanico, del tipo que más me gusta, y su localización debajo de las 12 me parece bien, es quizá el lugar más clásico de incluir esta complicación, y en este reloj queda una esfera muy equilibrada con la reserva a las 12, el calendario a las seis, el doble huso horario a las 3, y la marca, logo e inscripciones “Automatic” y “100m” a las 9. La manecilla del indicador, plateada en forma de punta, se ve muy bien tanto por contraste con el negro, como por su buen tamaño, e informa de cuántas horas nos quedan de cuerda, señalando los números 0, 10, 20, 30 y 40, pintados en blanco sobre un amplio escalón de filo plateado, muy bonito.
Habría estado bien un índice intermedio cada cinco horas, pero se lee bien así. Estando a tope de carga, la aguja queda un poco por encima del índice del 40, ya que la reserva máxima total es de unas 45 horas. El lumen de la aguja se ve perfectamente dando una idea de cuánta carga queda también en la oscuridad. De este tengo solo una mala foto que hice al venir de la calle el otro día, pero sirve para ver cómo es, y lo bien que se ve incluso la reserva de marcha.
Respecto al debate de si es útil este indicador en un reloj automático o más en uno manual, creo que depende del uso que cada uno les dé. Para mí, aunque me gusta en los dos, sí es útil en un automático. Conozco mis relojes manuales y cuando doy cuerda, sea mucha o poca, sé cuánto van a durar marchando. Nunca me he llevado una sorpresa con un reloj de cuerda manual. Pero con los automáticos sí, porque los alterno mucho, y porque la actividad puede variar mucho de un día para otro, y a veces dejas un reloj unas horas en la caja tras una mañana tranquila, y cuando vas a por él por la noche está parado porque tenía menos carga de la que creías... Si está puesto más habitualmente y te mueves no hay problema, pero si no, te puede dar una sorpresa, cosa que con el indicador de reserva no pasa. Además de lo bonito que es, y que no es una complicación muy habitual en los relojes, una complicación de la que ni han oído hablar los que no son relojistas. Me gusta mucho que la tenga, es una complicación que hace diferente al reloj que la lleva y que le aporta prestancia, y en mi caso además me hace su servicio. El que Orient la incluya en bastantes modelos de gama media y alta no debe quitarle mérito ni importancia a la indicación de reserva de marcha, sino todo lo contrario. ¡Olé por Orient, que es capaz de ofrecernos esto sin vaciarnos los bolsillos, y con toda la calidad! :scrito:
El calendario a las seis es una variante de fechador que queda muy elegante, y también aporta algo más a un reloj, ya que lo habitual es que lleven una mirilla de calendario, la mayoría a las 3.
Decía que me parece muy elegante porque me recuerda a las subesferas a las 6 de los relojes de los años 40 y 50, de los relojes más elegantes que se han fabricado. En otros casos, las subesferas de calendario, al tener que indicar 31 posiciones, o no son factibles o son difíciles de leer, por falta de espacio; en este caso es prodigiosa la facilidad de lectura, y eso incluyendo la mitad de los números completos, todos los impares, alternados con índices para los pares; la subesfera del Voyager es muy grande, y eso sin restarle nada al resto de la esfera…mirando cada apartado de la esfera del Voyager, se ven tan grandes las indicaciones y se leen tan bien, que parece increíble que el conjunto no tenga mayor tamaño…muy buen diseño. La manecilla de la fecha es plateada, recta y con la longitud ideal, bien proporcionada con la subesfera; gira sobre una superficie lisa, sin guilloché, y los 31 días están en un escalón, enmarcados por dentro con un filo plateado muy elegante. El pase rápido se hace sacando la aguja principal (la de las 3) hasta su primera posición, y girando hacia abajo, con un tacto agradable, suave pero firme y muy preciso, quedando la aguja perfectamente alineada con cada uno de los 31 días del mes, lo cual no siempre ocurre en todos los relojes. Todas las agujas están muy bien montadas y todo está perfectamente alineado, en su sitio exacto.
El doble huso horario está a las 3, en una disposición como dije muy cómoda a la vista, y bien diferenciado tanto de las escalas de la regla de cálculo como del resto de la esfera; nada interfiere en la lectura de los demás indicadores en este reloj.
El marco acabado en acero mate tiene gran parte de culpa, ya que aisla bastante bien los dos o tres números que quedan a la vista del dial de 24 horas que gira por debajo de la esfera. En la ventanilla se ve la hora que hemos seleccionado como segundo huso horario, indicada con una flechita blanca y las palabras “DUAL TIME”, la hora anterior y la posterior, además de unos índices para las medias horas entre ellos; este dial indica por lo tanto las medias horas, pero ya sabemos que en un reloj con función GMT, la aguja minutera principal sirve igual a los dos husos. Una vez más, los números están bien separados y se leen perfectamente, el Voyager hace valer su buen tamaño, que hace posible que este dial de 24 horas sea muy espacioso. Normalmente me gusta que los diales de mirilla sean de color negro si la esfera es negra, y con números blancos; esta es una clara excepción, este dial queda mucho mejor en blanco, porque el reloj ya tiene muchas leyendas y cifras blancas sobre fondo negro, y al hacer este apartado al revés, gana mucho en legibilidad, evita confusiones. Otra buena decisión de diseño de Orient.
El pase rápido tiene buen tacto, pero me gusta especialmente una cosa en el sistema de pase rápido de calendario y de segundo huso horario de este reloj; que se ajusten con la misma corona sacada hasta la misma posición podría llevar a la confusión de no saber si girar la corona hacia arriba o hacia abajo, pero en el Voyager está muy bien resuelto: se gira hacia arriba para ajustar el Dual Time, que está más arriba en la esfera, y se gira hacia abajo para ajustar el calendario, que está abajo. Lógico e imposible confundirse; en la primera posición de la corona a las 3, girándola hacia arriba por lo tanto, cambiamos la hora del segundo huso, con saltos de media hora. El tacto es suave y preciso como todo en el Voyager. Se puede utilizar esta escala como indicador de 24 horas, muy útil para saber si estás a las 12 del medio día o de la noche al poner en hora y fecha un reloj, pero su razón de ser es la función GMT. En vez de con una aguja más o con una subesfera de 24 horas, en el Voyager, como en algunos otros relojes GMT se ha optado por el diseño de ventanilla porque el reloj ya tiene cinco agujas en la esfera, y otra más de tamaño grande era demasiado. Mejor así.
Como dije antes, la esfera está muy equilibrada con la reserva a las 12, el calendario a las 6, el doble huso horario a las 3 y, en el hueco que queda para ella, la marca con el logotipo a las 9, con las típicas leyendas haciendo alusión a su movimiento automático y a su hermetismo de 100m. A diferencia de en los otros tres puntos cardinales de esta esfera, a las 9 no hay una función o complicación, pero sí una información muy importante, nada menos que la marca del reloj, y su logotipo.
Orient está orgullosa de su logotipo, y lo luce en cinco sitios preferentes del reloj: en la esfera, en las dos coronas, en el rotor del movimiento y en el cierre. Y no es por casualidad, pues el logotipo representa a la marca, y Orient tiene orgullo de marca. Curiosamente, es un logotipo que despierta amores y odios, quizá porque es vistoso y no deja indiferente. En este foro habrá gente a la que le guste y otros que no, ya se nos viene a la cabeza el poco cariño que le tiene al logotipo de Orient nuestro querido y admirado Alphonse P., que es tan buena gente que se le perdona todo, incluso esa manía que le tiene a los pobres leones de Orient :guiño:. A otros les da igual el logo, y a otros nos encanta. A mí no me recuerda nada chungo ni hortera, como dicen algunos. Más bien me recuerda a los leones rampantes de muchos escudos, muchos muy bonitos, como el de Castilla y León, el de Extremadura, el de Cáceres, el mismo escudo de España…También está en el escudo del Reino Unido, y en otros escudos, es un símbolo muy utilizado en Escocia,…Y a todo eso me recuerda, por eso no me recuerda a karatekas ni otras cosas raras que he leído por ahí…También me recuerda al emblema del Orient Express del que he hablado en esta presentación,…Los leones rampantes me parecen bonitos, pero sin embargo, no es por nada de esto por lo que me gusta el logotipo de Orient. Me gusta porque como dije antes, me trae a la memoria recuerdos bonitos y buenos de mi niñez. Cuando yo era pequeño, el gran logotipo de Orient lucía imponente con sus dos leones en el pedazo de reloj de mi padre, el Orient World Diver calibre 1942 :ilove:, uno de los Orient que más me gustan de toda la historia de la firma. Si el logotipo era vistoso, el reloj lo era aún más.
Como el reloj era imponente (no veas cómo se veía con sus 42 o 43mm en los años 70 y 80…), es una de las imágenes míticas, casi mitológicas, de mi niñez y la de mi hermano, y ese logotipo tan vistoso coronando la esfera a las 12, encima del nombre “ORIENT”, se nos quedó grabado como la imagen del Mazinger Z o la máscara de Darth Vader, como un icono de nuestra niñez. Durante años desee tener un Orient mío, aunque no fuese el World Diver, hasta que encontré mi 46771 de 1969, que tiene también este logotipo maravilloso de Orient a las 12, encima del nombre, grande y además en dorado, y con el rojo del escudo refulgiendo bien brillante sobre el verde esmeralda de la esfera…Para mí, un Orient casi no me parece un Orient si no lleva su logotipo, igual que para muchos seguidores de la firma nipona. Pero como cada uno tiene sus gustos, y esto es algo tan personal…
El Orient Voyager me gusta incluso más que el idolatrado Orient World Diver de mi padre, y le supera ampliamente en muchas cosas. Quién me iba a decir que diría algo así algún día, qué rara es la vida :neutral::scrito:. Estarían los dos preciosos juntitos en una caja. El Voyager lleva por supuesto el logotipo de la firma, aunque es más pequeño y un poco menos vistoso que en los otros Orient que tengo. No es dorado (eso lo agradezco en este reloj), pero podría haber sido un poco más grande o con el color rojo del escudito un poco más visible, pero bueno…ahí está; debajo “ORIENT” con su grafía típica, “Automátic” con una grafía diferente, muy bonita, pero esto ya no lo veo casi ni yo, que todavía veo bien de cerca. Por último, más visibles, los “100m” de hermetismo. Si os fijáis en la siguiente foto, esta esfera aguanta un macro muy bien, a pesar del montón de grafías, rayitas, detalles, texturas, etc…todo está perfectamente pintado a pesar de la dificultad de las texturas, y no hay defectos en las agujas, ni en el lumen, ni en nada…los acabados de los Orient siempre son buenos, pero en el Voyager creo que se llega a un nivel bastante alto, muy por encima de mis otros Orient. Los numeritos de la regla de cálculo me parecen muy bonitos, redondeados, muy clásicos. Aunque al natural no se ve todo esto tan al detalle lógicamente, el reloj da mucha sensación de calidad al mirarlo, y gusta saber que el nivel de detalle y acabado que se ve en estas fotos es una muestra del cariño con que están hechos estos relojes.
En cuanto a la regla de cálculo, su utilidad depende de cada uno, entendiendo que hoy día, con las nuevas tecnologías y los móviles, la utilidad de cualquier reloj es muy relativa, como ocurre con los diver en esta época de ordenadores de buceo. Para mí los relojes, con todas sus indicaciones, son una de las cosas más útiles que hay, por una razón: hay un viejo dicho que reza algo así como “cultivo arroz y flores, porque el arroz es necesario para vivir, y las flores porque hacen que merezca la pena vivir”. Me parece uno de los dichos más bonitos que hay, y deja callados de momento a los que digan que un bonito reloj, un cuadro hermoso o un coche más potente o elegante son caprichos innecesarios. Pero me estoy yendo del tema…Las reglas de cálculo tienen muchas funciones, y hasta hace unos años se han usado mucho. Sirven para multiplicar, dividir, como conversor de km en millas terrestres o náuticas, conversor de monedas, y otras cosas que no he leído, pero no la usaré mucho para nada de eso. La he usado ya al modo de los biseles móviles de los relojes diver, o sea, para contar el tiempo transcurrido desde que empiezo un paseo o a cocer un huevo, por ejemplo. Coloco el 60 donde esté la aguja minutera, enrosco su corona, y andando…
En todo caso, en un reloj como el Voyager con vocación de trotamundos, con doble huso horario, me parece apropiado que pusiesen una regla de cálculo. La terminación de este dial es muy buena y el funcionamiento impecable.
Las coronas están igual de bien hechas que el resto del reloj. Podrían no ser enroscadas, o al menos no serlo la secundaria de las 4, que es lo habitual en coronas de biseles internos, salvo algunas excepciones; podrían no estar firmadas. Estas están firmadas, la marca luce su logotipo bien abultado en las dos, y ambas están roscadas, incluyendo la secundaria, un buen detalle más. El tamaño es bueno, ni muy grandes ni pequeñas, y con un buen estriado. Estas coronas del Voyager me parecen iguales que la de los elegantes Mako y Ray, mismo estriado y tamaño y el mismo borde con el sello de Orient, muy bonitas. Posiblemente sean las mismas coronas, un detalle que me ha gustado, son cosas de familia, como cuando tienes los mismos ojos que tu abuelo o la misma voz que tu hermano.
La rosca es suficientemente larga con unas cuatro vueltas, de tacto tan suave y preciso que parece que está aceitada, con buen tacto de muelle y fácil de enroscar. La transmisión del movimiento a las agujas con la corona principal y al dial de cálculo con la secundaria, es directa, suave y precisa, reafirmando la sensación de buen reloj de este Orient. En un reloj 100m, da mucha seguridad que estén las dos enroscadas, creo que por mucho que digan, si no, no es lo mismo, o al menos a mí me da más seguridad así, tanto si se moja en alguna ocasión como por la entrada de polvo. El reloj está bien equipado para cualquier eventualidad en un viaje, ya sea una tormenta de arena en el desierto, una caída al mar o asistiendo a una cena de gala, donde el guilloché y los detalles plateados son como la chaqueta y la corbata en este reloj de viaje.
La caja es grande, con 43,7mm de diámetro sin contar las coronas, acorde con la moda imperante desde hace unos años, pero un poco más grande de la cuenta para muñecas de tamaño mediano, entre 17 y 18 cm. Sin embargo, este es uno de esos relojes en los que el tamaño lo veo justificado, y hasta sienta bien. Aunque es un reloj que queda muy elegante con ropa de vestir, no es un reloj “de vestir”, sino un reloj de viaje elegante, polivalente, con un toque deportivo, y la misma regla de cálculo al estilo Navitimer ya justifica un tamaño importante. Aun así, no es exagerado, quedando claramente por debajo de un Invicta Grand Diver. Contribuye a que no de sensación de tamaño exagerado la discreta altura del reloj de 13mm; es bastante contenida, teniendo en cuenta que dentro lleva un movimiento automático con varias complicaciones, y que el bisel interno giratorio también aumenta necesariamente la profundidad de la esfera. Por cierto, es muy bonita la sensación de relieve y de profundidad que hay en la esfera, entre las distintas alturas con la “cuesta” del bisel interno, lo elevado de los indicadores de reserva y fecha, los índices, el marco del doble huso horario...
Por todo ello el reloj, siendo del tipo que es y con su discreta altura, creo que tiene el tamaño perfecto. Es un compromiso muy equilibrado; para que todas las indicaciones se vean bien el reloj ha de tener buen tamaño, pero no puede ser demasiado grande ni aparatoso porque está pensado también para ponérselo con mangas de camisa o con una chaqueta e ir elegante.
La caja en acero está bastante trabajada y bien acabada. Tiene un fino acabado cepillado en todas las partes que se ven desde arriba, tanto en las asas como en el bisel. En los laterales de la carrura y el bisel es pulida a espejo, con un detalle muy elegante, un rebaje fino también pulido recorriendo la línea superior del lateral hasta la punta de las asas, donde nos encontramos con otra agradable sorpresa: unos maravillosos agujeros para el desmontaje fácil de la pulsera, lo que hace que esta se quite en unos segundos sin dificultad ninguna…todas las cajas deberían llevar asas perforadas, pero la mayoría no las tienen así. En mi colección solo cuatro o cinco relojes tienen agujeros en las asas, ninguno de mis Orient anteriores los tienen, y la verdad es que facilitan bastante la vida del relojista al que le gusta cambiar correas, y más con la cierta dificultad que a veces tiene quitar y poner el armis a ciertos relojes.
El bisel está decorado en los laterales con un relieve en forma de almohadillas que le da casi la apariencia del bisel giratorio de un reloj diver. Es solo un adorno, el bisel no gira así, para eso está la corona que acciona el bisel interno; pero mientras más lo miro, más me gusta cómo le queda esta decoración, le da mucha personalidad al reloj, incluso le aporta más prestancia, y quizá, al ser un bisel alto por contener la regla de cálculo por dentro, todo liso habría quedado un poco soso, como un frontón...Aunque esto depende de la forma de la caja en conjunto, porque hay otros Orient con regla de cálculo o bisel interno giratorio que no tienen esta decoración y quedan bien, con otra forma en la carrura. El Voyager así está muy bonito.
El cristal de zafiro es grueso, se ve muy bonito porque sobresale del bisel, aunque así está más expuesto a los golpes, pero se ve que es un grueso cristal propio de un reloj con buen hermetismo. Lleva un buen tratamiento antirreflejos, que se ve bastante efectivo al facilitar hacerle fotos en comparación con otros relojes de esfera negra.
Las asas como decía son largas, bonitas y perforadas. Lo único malo, y al final es casi lo único que yo cambiaría de este reloj, es el tamaño de 23mm entre asas (no 22mm como pone en alguna ficha técnica por ahí); resulta bastante más difícil encontrar variedad de correas que si fuese de 22 o 24mm. Tengo pensado comprarle una correa de piel marrón oscura y quizá una NATO Bond gris y negra, si las encuentro a precios aceptables en 23mm, pero sin prisas, que este armis me gusta tanto por comodidad como por estética. Puesto en la muñeca se ve ancho y bien acabado, le da mucha prestancia e incluso contundencia al reloj.
La trasera nos reserva otra alegría, gracias al fondo visto, buena costumbre de Orient cada vez más habitual. Orient ha ido mejorando estéticamente sus calibres para poder seguir la moda de los fondos vistos. Hasta no hace mucho, se decía que para enseñar calibres como el excelente pero poco agraciado 469, con su pequeño y feo rotor, era mejor no enseñar nada. No pienso lo mismo, siempre me gusta ver el movimiento aunque no sea muy bonito. Pero es verdad que los calibres de Orient van mejorando estéticamente y se agradece el esfuerzo de la firma. No es que sean como el movimiento de un Lange & Söhne, pero ya tienen un rotor de tamaño y forma normales, que queda bonito con su logo y marca pintados en negro y rojo y decorado con côtes de Genève; los puentes a la vista, incluido el del volante, llevan decoración perlage. Las decoraciones se ven muy bonitas o más tenues según desde dónde incida la luz, y el rotor en especial ha ganado mucho, ahora gusta mirarlo. Disculpad por el plastiquillo protector con la pegatina de la trasera, en estas fotos aún no se lo había quitado, siempre tardo en hacerlo unos días, manías tontas.
Es un calibre automático manufactura Orient fabricado en Japón, con parada de segundero, decorado en puentes y rotor, con las típicas 21.600 alternancias/hora de la mayoría de relojes japoneses, anti choque Seiko Diashock, 21 rubíes y una exactitud oficial de +25/-15 seg al día, por encima de los Seiko 7S26/36 o 4R36 y del venerable Orient 469, y al nivel del Seiko 6R15. Ya sabemos de todas formas que estas son cifras conservadoras, con bastante margen por parte de los fabricantes (sobre todo los japoneses), y que en la práctica la exactitud suele estar muy por encima de estos datos. En este caso, de momento el reloj, recién estrenado, anda entre 5 y 8 segundos de adelanto al día el par de veces que lo he comprobado, lo cual está muy bien. Se dice que los Orient suelen venir bastante bien ajustados de fábrica, y este parece que lo cumple. En cuanto a las alternancias, es más fluido el giro de una segundera a 28.800 alternancias, pero a 21.600 ya se ve bonito (sobre todo para quien, como yo, esté acostumbrado a los trotones vintage de 18.000 alternancias/hora de cuerda manual), y el movimiento sufre en teoría menos desgaste con el uso, aunque ya sabemos que esto es relativo, porque depende también de los aceites y demás. También la mayor exactitud por tener más alternancias/hora es algo relativo, porque al final depende de muchos otros factores, para empezar del ajuste. En mi experiencia, tengo movimientos de 18.000 alternancias/hora que andan en unos 4 o 5 segundos de adelanto (Raketa 2609 HA con 40 años) y varios de 21.600 alternancias igual de exactos o más, como mi Poljot 3133. Uno de los más exactos que tengo, o al menos me llegó muy bien ajustado, es el Seiko NH35 (4R36) del Invicta Grand Diver, que con sus 21.600 alternancias anda siempre en menos de 4 segundos al día de adelanto, alguna vez lo he visto en +/- 0 segundos, es impresionante, y así desde hace dos años…Parece que este Orient 48K41 va a ser otro de mis relojes más exactos, aunque no es lo más importante; con todo lo que ofrece, el reloj me gustaría igual aunque desviase algo más. En esta otra foto se ve el movimiento más bonito con el volante a la vista.
No solo por poder ver el calibre es agradable la vista de este reloj por detrás. Las formas son suaves y redondeadas, no es una trasera “cortada” o con escalones como en otros relojes, sino con unas formas redondeadas y elegantes en las que se integra la tapa sin escalón ninguno. Además la tapa es poco abultada para ser un automático y llevar un cristal grueso. También ayudan a una vista agradable los end links macizos del armis. La tapa tiene las típicas inscripciones alrededor del cristal, indicando el nivel de hermetismo, el cristal de zafiro, la marca, números de serie y tipo y material de caja. Tengo un par de fotos ya de la trasera sin la pegatina de protección, en una se ven bien las inscripciones de la tapa y las bonitas redondeces de toda la trasera, pero no se aprecian bien algunas decoraciones del calibre; en la segunda se ve mejor la decoración, aunque algún trozo de la tapa está sobreexpuesto y no se ven bien algunas inscripciones…os pongo las dos.
Por último, el Voyager está equipado con una buena pulsera de acero, otra de las cosas que me hizo decantarme por él. La verdad es que de este reloj me gustó todo, y son muchas cosas. Estaría bien tener una correa para alternarla con el armis en mi Voyager, pero si tengo la posibilidad de comprar un reloj con su pulsera de acero por, más o menos, el mismo precio, lo prefiero sin duda, sobre todo si es buena. Es parte del reloj para siempre, no tiene el deterioro de una correa que, tarde o temprano, habrá que cambiar, y además si quiero comprar una correa decente de Orient o de otra marca, siempre puedo comprarla por la mitad de precio que me costaría este armis, o menos.
Tiene lógicamente eslabones macizos y un buen detalle como son los end links también macizos y bien mecanizados, a diferencia de las pulseras de acero de eslabones macizos de relojes un escalón por debajo de este, que no rematan al llevar estos engarces huecos. No es que me resulte imprescindible, pero da más sensación de calidad, elimina desajustes con el tiempo y algunos ruidos molestos, y en un reloj como este, es lo que esperas.
Los eslabones tienen un acabado cepillado muy fino y agradable, con un original rebaje pulido a espejo en la parte inferior de cada uno de ellos, que le da un toque de distinción a la pulsera, muy acorde con todo el reloj, una vez más entre lo deportivo y práctico y lo elegante.
El cierre es desplegable, también bien hecho, con unas bonitas piezas de acero cepillado y acero mate, articuladas, bien mecanizadas, no de chapa. Está firmado con el logotipo y la marca, y dos suaves pulsadores más un broche de seguridad completan una buena pulsera.
Finalmente, comparado con mis otros Orient automáticos, este Voyager es un gigantón; es más moderno y además es de otro estilo, en el que como dije está más justificado su tamaño grande.
Cuando no lo uso, duerme en su mullida caja propia, pero los días que me lo pongo, tiene su hueco para los ratos de descanso en esta caja con otros japoneses mecánicos de las tres marcas niponas y distintas épocas.
El Voyager se ve muy distinto del resto, más grande, más moderno, más elaborado, y de otro estilo, pero todos se ven muy bonitos y estilosos y con la tranquilidad de saber que dentro llevan una buena máquina, fiable y libre de problemas. Se le ve muy grandote al lado de sus tíos, primos y abuelos….bueno, los dos Citizen de arriba a la derecha son sólo vecinos…
Aunque no suelo hacerlo, en este caso os pongo una ficha técnica del reloj.
Orient FDH01002B0 Voyager Power Reserve Dual Time:
Calibre de manufactura Orient 48K41 automático, 21 rubíes, 21.600 alt/h.
Antichoque Seiko Diashock.
Puentes decorados “perlage” y rotor decorado con côtes de Genène y el logo de la marca en negro y rojo con el nombre.
Exactitud según fabricante: +25/-15 seg. al día.
Parada de segundero.
Indicador de reserva de marcha de 40 horas.
Reserva de marcha de algo más de 45 horas.
Función GMT (Dual Time) en dial de 24 horas con ventanilla a las 3. Pase rápido en la 1ª posición de la corona, hacia arriba, de media en media hora.
Calendario de día del mes por aguja en subesfera a las 6, con pase rápido en la 1ª posición de la corona, hacia abajo. No ajustar entre 22:00h y 02:00 h.
Regla de cálculo en bisel interno accionado por corona a las 4; queda fijo al roscar la corona.
Lumen en apliques horarios, aguja horaria, minutera y de reserva de marcha.
Coronas firmadas y roscadas a las 3 (principal) y a las 4 (regla de cálculo).
Cristal de zafiro con tratamiento antirreflejos.
Hermetismo de 10at. / WR100m.
Caja de acero pulido en los lados y por debajo y cepillado por encima.
Fondo visto de acero roscado, con la información habitual alrededor del cristal.
Diámetro de la caja sin coronas: 43,7mm.
Altura de la caja: 13mm.
Asas perforadas para desmontaje fácil de la pulsera; ancho entre asas: 23mm.
Pulsera de acero con eslabones macizos acabados en acero cepillado, con rebaje pulido abajo, end links macizos y cierre desplegable firmado con escudo y marca, con doble pulsador y broche de seguridad.
Peso con armis completo: 185 gr.
Espero que os haya gustado, la verdad es que se podrían contar más cosas sobre este reloj, pero ya os haceis una idea de lo que ofrece y a mí me ha servido para disfrutarlo más y conocerlo mejor. Ya desde antes de tenerlo en casa, es uno de los favoritos de mi colección, aunque ya van siendo muchos los favoritos…NO TENEMOS SOLUCIÓN…Bueno, creo que este Orient sí que va a ser uno de mis máximos favoritos porque lo merece.
Gracias por leer y ver, y por la paciencia si es que habeis llegado hasta aquí. Yo quizá leería esta presentación al estilo "por capítulos", o como os sea más ameno. Es un hilo muy largo y puede resultar cansino tragárselo de un tirón, pero el reloj da mucho de sí por sus funciones y todos sus detalles, y además me tiene entusiasmado, qué narices; he puesto bastantes fotos para que os resulte más ameno, espero haberos entretenido. Yo ya estoy preparando una sesión en casa para ver la peli de 1974 Asesinato en el Orient Express con el reloj puesto; al final todo es una excusa para ponernos nuestros relojes, no sé si será un rollo la peli, pero me han entrado ganas de verla con mi Orient Voyager, a la espera del primer viaje en que me acompañe…o le acompañe yo a él. Ya sabeis, ¿el dueño soy yo o lo es el reloj?
Saludos a todos.
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Es precioso.