Centro Relojero Pedro Izquierdo

El reloj de pulsera, Cartier y su amigo Santos Dumont

lumber

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¿Quereis saber cual fue el primer reloj de pulsera que hizo Cartier y el motivo por el que fue creado? Aqui lo vais a averigüar y además aprenderemos algo de historia....

Empezaremos con uno de los protagonistas por el cual el reloj toma nombre.....


En el caso que nos ocupa, la historia comienza en Francia a mediados del siglo XIX, cuando François Dumont, un experto joyero, harto de su propio país, decidió trasladarse al nuevo mundo. Eligió Brasil, y allí se afincó para siempre, llegando a convertirse en el mayor plantador de café de Latinoamérica y dueño de una fantástica fortuna. En Brasil se casó y en ese país nació también su famoso hijo: Alberto Santos, uno de los pioneros, si no el verdadero padre, de la aviación.

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Con apenas 17 años, Alberto Santos resolvió efectuar el camino inverso al que había recorrido papá François: se fue a vivir a París, atraído por los avances técnicos y científicos logrados en ese país. Santos Dumont tenía mentalidad técnica, y como hijo consentido de un padre millonario, se le permitió dar rienda suelta a sus afanes diseñando y construyendo las máquinas más variadas.

En Francia, los globos aerostáticos capturaron de inmediato la atención del joven inventor: se apasionó por ellos, construyéndolos y volándolos, ganado premios y estableciendo récords de todo tipo.

Ya se sabe que el principal problema de los globos es la dificultad para gobernarlos, ya que tienden a convertirse en juguetes de las corrientes de aire, a menudo con consecuencias trágicas. Dumont meditó largamente este inconveniente, hasta que, en 1901, aplicó la tecnología de los recién inventados motores de combustión interna adaptando uno de ellos a un globo, y dotándolo de timones y una hélice.

Todos pensaron que estaba loco: en aquella época, los globos eran de hidrógeno, altamente explosivo, y colocar un motor de explosión tan cerca de los miles de metros cúbicos de gas debe haber parecido una sofisticada forma de suicidio. Sin embargo, Santos Dumont había aislado perfectamente el motor del resto del aparato, y nada sucedió. París se acostumbró a verlo pasar diariamente en globo o dirigible por sus cielos.

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Para esa época, Santos había ganado ya una distinción por haber dado la vuelta a París en menos de media hora, pero se enteró de que el Aeroclub francés otorgaba un premio de 1.500 francos al primer aparato más pesado que el aire que fuese capaz de recorrer el espacio de cien metros por sus propios medios. Escuchar la noticia y poner manos a la obra fue todo uno para el joven brasileño. Varios meses después, anunció que su prototipo, el 14bis, levantaría vuelo del Parque La Bagatelle, el 23 de octubre de 1906.

Y cumplió su promesa. El 14bis, un verdadero avión, con estructura de bambú y aluminio y cobertura de lona y finísima seda japonesa, se elevó con un ruido "espantoso" (como lo describen los testigos) despegó sin ayuda y, a unos dos metros de altitud, recorrió 60 metros en línea recta. No le alcanzó para ganar el premio, pero obtuvo como consuelo la Copa Archdeacon, que requería un récord de sólo 25 metros.

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Dumont en el aire

De esta manera, Alberto Santos Dumont se convirtió en el primer piloto de avión verdadero, así como en el primer diseñador de aviones, y el 14bis en el primer avión verdadero en despegar, volar y aterrizar por sí mismo.

¿Y los hermanos Wright?, podría preguntar alguien. ¿No se verificó su vuelo de Kittyhawk en 1903, es decir, tres años antes que el de Dumont?

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Es verdad. Sin embargo, el aparato de los Wright no era un verdadero avión, sino un planeador a motor. La diferencia estriba en que los aviones despegan por sus propios medios, como se ha dicho, y los planeadores requieren de una fuerza externa, a saber, viento de proa o remolque. En realidad, el prototipo norteamericano de 1903 necesitaba de ambas. Para peor, la "supuesta" hazaña de los Wright se produjo sólo ante algunos amigos y familiares, sin la presencia de la prensa y sin el aval de ninguna entidad aeronáutica. Aunque el artefacto de los bicicleteros estadounidenses hubiese sido un avión verdadero, Santos Dumont sigue siendo el primer ser humano en despegar y volar un avión en un evento certificado y homologado por una Asociación Aeronáutica oficial (el Aeroclub de France), cubierto por la prensa de todo el mundo y con la entera población de una ciudad como testigo.

Santos continuó perfeccionando su invento hasta que, en 1909, decidió regresar a Brasil. El sensible y humano aviador sufrió repetidos reveses emocionales a partir de allí: primero, hubo de ver cómo sus niños mimados, los aviones, para los que había pensado un futuro de paz y progreso, eran utilizados como bombarderos en la Primera Guerra Mundial. Luego se le diagnosticó esclerosis múltiple. Por fin, ya muy enfermo, triste y solitario, debió presenciar con sumo, prístino, inenarrable horror cómo unas versiones mejoradas de sus aviones eran utilizadas en la guerra que enfrentó al Estado de San Pablo con el resto del Brasil. Muchos de sus conciudadanos murieron en estos raids aéreos.

Apenas tres días después de cumplir los 59 años de edad, Alberto Santos Dumont, el inventor genial, el primer piloto de la Humanidad, el hombre que había soñado con que su invento redujera las distancias y sirviera para trasladar con rapidez correo, carga y pasajeros, el brasileño que había pensado en los rescates, traslados de heridos y enfermos y viajes turísticos que su "hijo" llevaría a cabo, el que jamás había previsto que el avión se utilizaría como arma de artera destrucción y crimen, se sintió asqueado, enfermo y culpable de tanta muerte, y se suicidó ahorcándose con su propia corbata el 23 de julio de 1932, en la ciudad de Guarujá.

Pero vamos a lo que nos ocupa e interesa, su relación con los relojes..

Muchos años antes, concretamente en 1847, un francés, Louis-François Cartier, fundó un negocio en París. Napoleón III acababa de llegar al trono, y el platero y joyero Cartier pronto se convirtió en proveedor de la Corte.

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De inmediato su firma adquirió fama y prestigio: el talento de Cartier y la calidad de sus juegos de té, vajillas y joyas de lujo le reportaron en breve lapso una enorme fortuna.

El hijo de Louis-François, Alfred, expandió el negocio familiar y lo orientó a la producción de finos relojes de bolsillo, que pronto acapararon los comentarios de la sociedad francesa y se convirtieron en un símbolo de elegancia, poder y prosperidad.

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Por último, a la muerte de Alfred, la empresa, ya convertida en una gran corporación, pasó a manos de Louis Cartier, nieto del fundador, quien se reveló como un diseñador de relojes de excelente gusto y rara sensibilidad.



En 1900, Louis Cartier conoció a Alberto Santos Dumont, de quien de inmediato se hizo íntimo amigo, y aquí es donde las dos historias, la del célebre aviador y la del famoso joyero, se imbrican y entrecruzan para producir un resultado completamente inesperado: la invención del reloj de pulsera.

El 19 de octubre de 1901, Santos Dumont, a bordo de su dirigible N°6 intentó obtener el Premio Deutsch de la Merthe, que ofrecía una recompensa enorme para la época: 100.000 francos. El desafío consistía en despegar del Parc Saint Cloud, dirigirse a la Torre Eiffel y regresar en menos de 30 minutos. El asunto era difícil, porque, si bien el viento podía ayudar al aparato, Dumont sabía que en uno de los dos recorridos (la ida o la vuelta) encontraría el viento de frente, y la distancia era considerable para tan poco tiempo.

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De modo que abordó su aparato y trató de cumplir con el objetivo. Llegó a la Torre Eiffel y volvió, y, cuando desembarcó, los jueces le dijeron que el veredicto oficial le sería entregado esa misma noche, en una cena a realizarse en el exclusivo restaurante Maxim´s.

El brasileño entró al fastuoso salón, y cuál no sería su sorpresa al encontrase vitoreado y aclamado por la créme de la créme parisina —entre la que se encontraba, por supuesto, Louis Cartier—: había ganado el premio.

El joyero lo invitó a su mesa, a la cual llegó Dumont sin reponerse del asombro.

—¿Por qué está tan sorprendido, Alberto? —preguntó Cartier.

—Pues... porque no sabía si había ganado.

—¿No lo sabía? —inquirió el francés, incrédulo— ¿Cómo es posible?

—Porque no sabía si lo había logrado en menos de treinta minutos.

—¿Es que no llevaba usted reloj?

—Sí —respondió el aviador, sacando un fino reloj de bolsillo—, pero no pude consultarlo durante todo el viaje porque el manejo del dirigible no permite quitar las manos de los controles ni un solo instante.


La respuesta dejó a todos de una pieza. A todos menos a Louis Cartier.

—No se preocupe usted. Yo le resolveré el problema para su próximo vuelo.

Dicho y hecho: al poco tiempo se presentó ante Dumont para obsequiarle un pequeño reloj cuadrado y plano, de oro, que se sujetaba a la muñeca mediante una elegante correa de cuero y una hebilla. Tan grande fue la sensación que causó el relojito, que Cartier comenzó a producirlo en serie bajo el nombre de "Cartier Santos".

Santos Dumont utilizó el reloj que le regalara su amigo, años más tarde, para cronometrar el tiempo que tardó en batir el récord mundial de aviación (un vuelo de 220 metros) el 22 de noviembre de 1907. La medición del Cartier fue exactamente igual a la de los cronometristas oficiales: 21 segundos.

El reloj Cartier Santos volvió a fabricarse en 1979, y continúa en producción hasta el momento, utilizando el mismo cuidado, la misma tecnología y los mismos, altísimos estándares de calidad que Louis utilizó para obsequiar a su amigo casi un siglo atrás. El primer ejemplar de la nueva serie fue donado por la empresa fabricante al Musée delAir de Paris, y se lo expone junto al último avión diseñado, construido y piloteado por Santos Dumont: el Demoiselle 1908.

Actualmente podemos encontrar el modelo Santos 100 en diferentes modalidades...

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Última edición:

bob

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simplemente gracias...este tipo de historias merecen mucho la pena...gracias una vez mas.
 

vegaban

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Joer Alberto, me lo has quitado de las teclas.....Fenomenal, ya hacía falta la historia del Santos en el foro...:great:
 

lumber

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estuve buscando fotos del modelo original pero no encontré nada, gracias vegaban y nicolau por vuestros aportes.
 

nicolau

New member
Hola Lumber. Te has hecho un pequeño lío con la biografia. Te has saltado una generación.
Alberto Dumont Dos Santos. Nació en Palmira (Brasil), hoy Santos Dumont. Fue hijo de Enrique Dumont nacido en Brasil y de Francisca Dos Santos (hija del Comendador Paulo Dos Santos) y nieto de del François al que te refieres. Posiblemente antepuso el Dos Santos al Dumont, por ser mucho más conocida lal familia materna que la paterna en Brasil.
El que hizo fotuna, despues de pegar un braguetazo fue el padre de Alberto. Su abuelo no prosperó en demasía, al extremo de tener que pagar los estudios de su hijo (Henrique, padre de Alberto) su padrino. Se trasladó a Brasil para surtir el negocio de orfebrería de su suegro (apellidado Honoré) de piedras preciosas y se avecindó allí con su mujer (Euphrasie Honoré), en donde nació Henrique. Se dedicó a la exportación de piedras semipreciosas y preciosas.

El padre de Alberto, Enrique Dumont (y Honoré), estudió en Paris, gracias a la ayuda económica de su padrino y se especializó en ingeniería. A través de la influencia de la acomodada familia de su esposa, le fue encomendada la construcción de diversos tramos de ferrocarril, motivo por el cual se trasladó a Palmira. Adquirió diversas haciendas, llegando a ser considerado como el Rey del Café en Brasil. Enrique Dumont, procuró institutrices francesas para que sus 8 hijos hablaran perfectamente el idioma de sus mayores.
La prolongada estancia y contacto de Santos-Dumont, con Paris, fue después de que su padre le hiciera entrega de la parte de la fortuna que le correspondía por herencia (era ya un anciano cuando Alberto llegó a la adolescencia). El traslado a París fue para estudiar ingeniería, pero nunca lo hizo a pesar de ser considerado como tal. Alberto murió, posiblemente ahorcado, en su país natal, tras sufrir numerosas depresiones y ser considerado, como poco, un exéntrico (su padre ya lo fue).

Saludos cordiales.
 

lumber

Baneado
Hola Lumber. Te has hecho un pequeño lío con la biografia. Te has saltado una generación.
Alberto Dumont Dos Santos. Nació en Palmira (Brasil), hoy Santos Dumont. Fue hijo de Enrique Dumont nacido en Brasil y de Francisca Dos Santos (hija del Comendador Paulo Dos Santos) y nieto de del François al que te refieres. Posiblemente antepuso el Dos Santos al Dumont, por ser mucho más conocida lal familia materna que la paterna en Brasil.
El que hizo fotuna, despues de pegar un braguetazo fue el padre de Alberto. Su abuelo no prosperó en demasía, al extremo de tener que pagar los estudios de su hijo (Henrique, padre de Alberto) su padrino. Se trasladó a Brasil para surtir el negocio de orfebrería de su suegro (apellidado Honoré) de piedras preciosas y se avecindó allí con su mujer (Euphrasie Honoré), en donde nació Henrique. Se dedicó a la exportación de piedras semipreciosas y preciosas.

El padre de Alberto, Enrique Dumont (y Honoré), estudió en Paris, gracias a la ayuda económica de su padrino y se especializó en ingeniería. A través de la influencia de la acomodada familia de su esposa, le fue encomendada la construcción de diversos tramos de ferrocarril, motivo por el cual se trasladó a Palmira. Adquirió diversas haciendas, llegando a ser considerado como el Rey del Café en Brasil. Enrique Dumont, procuró institutrices francesas para que sus 8 hijos hablaran perfectamente el idioma de sus mayores.
La prolongada estancia y contacto de Santos-Dumont, con Paris, fue después de que su padre le hiciera entrega de la parte de la fortuna que le correspondía por herencia (era ya un anciano cuando Alberto llegó a la adolescencia). El traslado a París fue para estudiar ingeniería, pero nunca lo hizo a pesar de ser considerado como tal. Alberto murió, posiblemente ahorcado, en su país natal, tras sufrir numerosas depresiones y ser considerado, como poco, un exéntrico (su padre ya lo fue).

Saludos cordiales.

Perfecto nicolau!!! debería haber consultado la wikipedia antes de lanzarme a la aventura!! :guay::guay::guay:
 

nicolau

New member
Efectivamente, a pesar de sus muchos errores es lo más cómodo, al ser muchos de sus artículos traducciones. Perdoname, pero el estudio de las familias es una de mis aficiones y tenía catalogado al señor Dumont.
Por cierto, te aconsejo la WIKIPEDIA U.S.A. en donde hay información estupenda de marcas relojeras, lástima que no se haya incorporado a ninguna versión en castellano.
Un fuerte abrazo.
Y a todo esto, ya me atrevo a decirte que tengo mis dudas, a pesar de los diversos artículos que circulan en la red, sobre la aseveración de que el Santos fue el primer reloj de pulsera. Mejor dicho no tengo ninguna, aún sin contar los relojes femeninos, que es tela de otro costado.
Si nos referimos a la comercialización de los relojes de Pulsera. El Sr. Wilsdorf, fue uno de los que más apostaron por ello y a partir de 1905 ya hace el grueso de su comanda en movimientos para montar relojes de pulsera, a pesar de haberle costado ya con anterioridad más de un disgusto su obsesión por el tema. Basta comparar algunos de los modelos antiguos de Rolex (aún no marcados como tales en el dial, que fue bastante más alló de registrar el nombre en 1908) con el Santos para ver que son más antiguos.
 

lumber

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pues sería interesante investigar sobre ello, te anímo a ello y a que nos sorprendas con tus estudios, seguro que te lo agradeceremos convenientemente!!!
 

nicolau

New member
pues sería interesante investigar sobre ello, te anímo a ello y a que nos sorprendas con tus estudios, seguro que te lo agradeceremos convenientemente!!!

Hola Lumber, el trabajo ya está hecho, como otros han indicado, por nuestro Vegaban. La historia del reloj de pulsera masculino ha ido ligado a la militar.

http://www.foroderelojes.es/showthre...Guerra+Mundial

Hay otras informaciones sin excesivo interés científico:
"El nacimiento del reloj de pulsera se produce entre finales del siglo XIX y principios del XX si atendemos a la producción seriada y no a las piezas singulares cuya aparición se remonta varios siglos antes.
El primer reloj de pulsera cuya creación queda documentada es el que, en en 1810, fue realizado por encargo de la princesa regente de Inglaterra y Reina de Nápoles Caroline Murat, la más joven de las hermanas de Napoleón Bonaparte, a la prestigiosa firma relojera Breguet. Se trataba de un pequeño reloj de bolsillo con una cadena adaptada para poder ser llevado en la muñeca.
Sin embargo, el concepto de reloj de pulsera empezó a ser aceptado como indispensable en las campañas militares de finales del siglo XIX y principios del XX. La posibilidad de consultar la hora cómoda y rápidamente terminó por imponerse. En 1880, la firma relojera Girard-Perregaux creó, a petición del emperador Guillermo II, unos relojes de pulsera particularmente robustos destinados al uso de oficiales de la marina alemana. Estos relojes tenían el cristal protegido por una parrilla o reja metálica que posteriormente fue relativamente común en los relojes militares durante la Primera Guerra Mundial. Esta serie de relojes de Girard-Perregaux constituye probablemente la primera colección seriada. Desgraciadamente, no conservamos ninguno de los originales.
A partir de entonces, los hombres comenzaron a variar su opinión sobre el reloj de pulsera: antes de la Primera Guerra Mundial, se consideraba un ornamento femenino, un objeto digno de no ser tenido en cuenta seriamente. Un corresponsal norteamericano de la publicación “The Horological Journal” escribió en 1916 que los hombres norteamericanos consideraban, hasta entonces, el reloj de pulsera como una burla, merecedor de aparecer en escenas cómicas de películas y “vaudevilles”; continuó diciendo que los detractores concedían ahora gustosamente un valor al reloj de pulsera como objeto para uso ocasional, pero que no habían hallado aún el modo de adoptarlo para usarlo en todas ocasiones. Tras la guerra, las manufacturas relojeras trataron de negar cualquier evocación a la imagen femenina hasta entonces vinculada a los relojes de pulsera, reafirmando la imagen varonil de éstos a través de gran variedad de folletos publicitarios. Además, muchos soldados regresaron de la guerra con sus relojes militares, hecho que propició la aceptación del uso del reloj de pulsera entre la población: un héroe de guerra no podía estar vinculado en modo alguno a un objeto afeminado, de modo que la percepción del reloj de pulsera varió rápida y ostensiblemente.
En 1923 el relojero inglés John Harwood solicitó en Suiza la patente de un reloj automático de pulsera, obteniéndola un año después. La masa oscilante estaba constituida por un sector circular sujeto por el centro, que giraba sobre un arco de 130º. En los extremos, dos muelles amortiguaban los choques. El resorte se cargaba al mover la muñeca utilizando un único sentido de rotación de la masa oscilante. La obsesión de Harwood era imposibilitar la entrada de polvo y humedad causantes del deterioro de la maquinaria: es por ello que la eliminación de la corona remontoir fue su principal objetivo. Las manecillas se regulan mediante un aro de vidrio acanalado y un punto rojo que aparece en una obertura de la esfera por encima de las seis, nos informa de que el mecanismo está listo para funcionar."
Información obtenida del libro "Relojes", Luís Montañés, 1997, Antiqvaria, S.A. Ediciones
El primer reloj de pulsera fabricado industrialmente por Omega fue en 1900 incorporaba un mecanismo Lepine. La caja era de plata con doble articulación, la esfera esmaltada con agujas de pera azuladas. El modelo es el 12 líneas HN B.

Lo de Cartier es publicidad pura y dura. El modelo Santos no salió a la venta hasta 1911 y plenamente hasta llegar al modelo de 1930. Lo del primer reloj de pulsera de la historia, es la coletilla publicitaria que se inserta para la venta de los actuales Cartier/Etasa:

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"En 1847 el francés Louis-François Cartier fundó su negocio de joyería y platería en París. Eso fue poco después de la subida al trono de Napoleón III, del que no tardó en convertirse en proveedor de la corte francesa.

Cartier tiene el honroso hito histórico de crear el primer reloj de pulsera, cuando en 1904, Louis Cartier (nieto del fundador), lo realiza para su íntimo amigo el aviador Alberto Santos Dumont.

Dumont se quejaba que no le era posible mirar la hora cuando iba pilotando, recordemos que estamos hablando de los primeros aviones fabricados y que sólo se mantenían en el aire pocos metros, así como cuando manejaba alguno de sus dirigibles (cuya dificultad era máxima y los tiempos de vuelos de unos 30 minutos); en una conversación mantenida en el exclusivo restaurante Maxim’s de la capital gala entre el aviador y Louis Cartier, éste le prometió que solucionaría el problema.

Poco después de la cena, el relojero hace entrega a su amigo del primer reloj de pulsera de la historia. Está realizado en oro, con una correa de cuero marrón y hebilla. Causó tanta sensación y asombro, que Cartier tuvo que comenzar a producirlo en serie, y le bautizó como “Cartier Santos”.

Años después dejó de fabricarse, hasta su reaparición en 1979, que siguiendo la estética de antaño y variando tamaños y materiales, sigue siendo toda una leyenda viva.

Actualmente se fabrica en distintos materiales, que van desde acero, oro, caucho, etc. Y según el modelo (Santos 100, Santos-Dumont, Santos Deoiselle y Santos de Cartier Galbée) también en distintos y variados tamaños. Todos ellos manteniendo el espíritu y estética original."



El mundo relojero es de los menos fiables que hay. Cuando crees que lees algo de su historia, en realidad, lo que haces es continuar con la constante y despiadada dosis de marketing. Cada marca barre para casa con una desvergüenza absolutamente impúdica. El oscuantismo y ocultamiento es la norma................ en fín :grrrrrr::grrrrrr::grrrrrr::grrrrrr::grrrrrr::grrrrrr:

Un fuerte abrazo
 
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ESTEBAN74

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Me ha gustado mucho leer la historia de la familia Santos, y su relación y unión con la familia Cartier. Gracias a todos los que habeis aportado datos sobre ella, y en especial a tí Lumber por iniciar y tomar la iniciativa. Buen trabajo de investigación relojera.
 
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